La i Laguna

Nopal y frijoles

Reflexión... desamor

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Terminó la Semana Santa; para muchos, momentos de intensa actividad atendiendo sus compromisos con la iglesia, muchos otros, participantes en estos eventos aunque poco conocen de sus significados que se resume en un apostolado. Muchos reflexionan y cuando empiezan los días santos hasta se comprometen a no emborracharse ni comer carne en esta temporada, como el caso de mis amigos Bernardo y Fer Reza… Sería mejor que lo hicieran al revés, que tomaran y comieran carne en esta temporada y el resto del año no. Los reportes de los sacerdotes dicen que la poca estabilidad social que aún queda está en riesgo porque el libro que por décadas controló medianamente el comportamiento humano, como es La Biblia, dejó de interesarle a las nuevas generaciones… ¿De qué manera se refleja esto? En parte y la parte más importante es que por encima de cualquier problema que padece México -económico, político, educativo, de salud, miseria--, el más delicado y grave es el desamor, el desamor que ha penetrado incluso hasta en el seno familiar donde inicia la formación de la persona… Estamos pagando un precio muy elevado por haber abandonado la práctica de valores, las ahora llamadas relaciones virtuales, el nulo valor a la vida, a la existencia, los hechos frecuentes de sangre, los engaños a la sociedad por parte de quienes gobiernan, el deterioro ambiental, son sin duda alguna, signos contundentes del desamor en que nos encontramos. El análisis es simple, basta observar el comportamiento de muchas personas… cuando una persona vive sin respetar nada ni a nadie, con rencor, con odio, con ambición desmedida fijándose objetivos materiales y de poder, sin interesarle lo que tiene que hacer para lograrlo, se encuentra con un mundo sin respeto, un mundo secuestrado por la simulación. No cabe duda, el hombre sigue dominado por su soberbia, su afán de poder, sus deseos insaciables, su ignorancia y sus emociones perturbadas. México y los mexicanos padecíamos estos problemas, pero ahora, hemos llegado a un punto crítico, la sonrisa de muchos es fingida, vivimos en el desamor, sin tomar en cuenta que lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia, la indiferencia que equivale al "no me importas", "no me interesas"… "por mí muérete". Muy lejos a la ley antigua que entendían muy bien los sabios, que es la que ordena extinguir el odio con el amor y no combatirlo de igual manera, con odio. Hoy, ya no hay que buscarle, la existencia nos reclama aquel comportamiento, urge retomar las costumbres y sus valores; sin embargo, la ambición de poder, lamentablemente, sigue por encima del interés común. Es cierto que México tiene una crisis económica, educativa, de salud, de seguridad, pero sobre todo, una crisis moral, de desamor. ¡ Ah !, se me olvidaba, pa' acabarla de fregar, ya empezaron las campañas… ¿Habrá alguien que crea en eso?

Por Martín Chávez

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