El discurso de Jesús de Léon Tello el pasado primero de enero, en el inicio de funciones de la LX legislatura del Congreso de Coahuila, sin duda alguna es un reclamo de la sociedad a lo que debe ser la tribuna más importante de nuestra entidad; sin embargo, aunque en el evento estuvieron los titulares de los poderes ejecutivo y judicial, Rubén Moreira Valdés y Gregorio Pérez Mata, las palabras de este representante de la gente no pasan a ser más que gritos en el desierto si se toma en cuenta lo que ha ocurrido en el legislativo, su pobre impacto en la sociedad, la mayoría priista, que con suma facilidad aplastará en la toma de decisiones, aunque éstas afecten a la población, a la que con toda seguridad ya no tomarán en cuenta.
Este grupo, del cual forman parte Vero Martínez, Pancho Tobías y Shamir, legisladores en 2001 y que votaron a favor de la reestructura de la deuda de 33 mil millones de pesos a pesar de que la inversión de estos recursos no había sido aclarada y que cinco mil millones de pesos fueron contratados con el uso de documentos apócrifos y 18 mil más sin permiso del legislativo coahuilense, será fortalecido por cuando menos dos representantes de supuestos partidos de oposición, con lo cual ellos y solamente ellos llevarán las riendas en esta naciente legislatura.
De León Tello en su exposición hizo referencia a la postura de los exdiputados panistas en el tema de la deuda; asunto del cual, dijo, no es posible que han transcurrido tres años, que en Estados Unidos se confiscó parte del dinero, se tuvo preso al principal responsable, se le dejó libre y aquí en Coahuila, donde se cometió el delito que mantiene afectada a la sociedad, no pase nada.
Otro de los temas fue el del crimen de Allende, donde a pesar de que en el discurso de la autoridad se habla insistentemente de la lucha seria y frontal contra la inseguridad, en los hechos se exhibe una ausencia tremenda en las investigaciones y la procuración de la justicia ante esta barbarie. Dijo que el reclamo para llegar al fondo del asunto será permanente. El legislador criticó también el dinero destinado para pagar la deuda y el pobre desempeño del actual gobierno en el crecimiento de infraestructura y al finalizar aseguró que no serán apéndices del poder ejecutivo y se luchará por tener un Coahuila justo, libre y democrático…
Son buenas las palabras del diputado, pero no podrá hacer mucho, Coahuila está devastado. En el discurso, todos los que integran la sesenta legislatura están de acuerdo en tener una entidad justa, pero es un simple discurso; Sergio Garza Castillo de Unidad Democrática también se comprometió a trabajar para que los poderes ejecutivo y judicial tengan las herramientas necesarias y suficientes para poder sacar a Coahuila adelante.
Después habló José María Fraustro, electo presidente de la Mesa Directiva y luego el mandatario coahuilense, Rubén Moreira Valdés… Las palabras continuaron llevando los mismos mensajes: apoyo de los nuevos diputados para terminar con los rezagos que dañan a la gente, apoyo en la lucha contra el narco y otros campos, vigilancia, crítica y nada nuevo.
Se sabe perfectamente que la gente está harta de discursos; sin embargo, atender la necesidad social, significa renunciar al funcionamiento de la maquinaria que mantiene el poder del grupo. Así, Coahuila seguirá siendo un estado de leyes, no de derecho.
Por Martín Chávez
