La moringa tiene numerosas funciones y propiedades benignas para el organismo y las semillas ofrecen una serie de características que resultan interesantes, se obtiene un aceite de alto valor nutritivo, del mismo modo, en la antigüedad servía para aumentar la capacidad de producir leche materna en las mujeres lactantes, proporcionando una mejor calidad en la alimentación del bebé, sin embargo, aunque debido a las altas cantidades de vitamina A, no se recomienda su consumo en exceso en las mujeres que aún estén en período de gestación.
Además, otra importante función de las semillas de moringa es la capacidad de limpiar el agua contaminada de las bacterias y otros elementos indeseables que se puedan encontrar en ella, por lo que es altamente recomendable para aquellos y aquellas excursionistas que deseen ir bien preparados en su viaje. Hervir agua con semillas de moringa aumentará considerablemente la depuración y descontaminación de aquella agua, cuyo origen se desconoce.
Al ser una planta de crecimiento muy rápido, es una opción inigualable y de lo más asequible para el jardín, las semillas de moringa son capaces de aguantar incluso temperaturas bajo 0º centígrados durante un corto período de tiempo, por lo que mantendrán sus propiedades calóricas y energéticas incluso después de congelarlas.
Por otra parte, al moler las semillas de moringa y agregarlo a una infusión, o bien, a modo de ungüento, obtendrá un eficaz tratamiento contra los hongos de la piel.
La ingesta de las semillas de moringa ofrece, también, una poderosa acción antiparasitaria contra las lombrices intestinales (ascaris lumbricoides), de modo que para este propósito, tras cocer durante un tiempo en una cantidad mínima de agua, hasta que queden emblandecidas, ingiera por vía oral la semilla de moringa junto con el agua que haya podido quedar, ya que las sustancias que hayan quedado en ella, potenciarán el tratamiento.
Es importante que no se trague directamente las semillas sin antes haberlas masticado muy bien, aunque se recomienda que sean ablandecidas un poco antes de ingerir.
Las semillas de la moringa contienen más de una tercera parte de aceite de la alta calidad, pues se trata de aceites ricos en ácidos grasos insaturados, muy parecidos a los del aceite de oliva de la cocina mediterránea, tanto en característica como en sus funciones. Con el magnífico añadido de que no suele ponerse rancio ni estropeado con el paso del tiempo.
Además es un coagulante natural y ayuda a combatir ciertos efectos negativos de la diabetes. También pueden ser utilizadas como suplemento alimenticio, ya que contienen altos nutrientes y son conocidas por el famoso aceite de moringa, el cual contiene todos los omegas 3, 6 y 9.
La manera en cómo se deben consumir las semillas de moringa es la siguiente: Pelan la semilla. Debe quedar una bolita blanca-amarilla al descubierto. Machacarla un poco, para que sea más fácil digerirla. Tragarla con la ayuda de agua, tal cual como si fuera una cápsula.
Para las personas que tienen árboles y no saben qué hacer con todas las semillas que da, ahora lo saben. Dos semillas al día, una en la mañana y la otra en el resto del día, es la forma ideal de consumirlas.
Las semillas de moringa, del árbol de moringa, son coagulantes naturales y tienen la habilidad de unirse con los sedimentos del agua y luego hundirse hacia el fondo, y dejan el agua limpia. En muchas áreas del mundo éste es un verdadero milagro: convertir el agua sucia en agua limpia en menos de una hora con muy bajo costo.
Los granos de semilla de moringa tienen muchas propiedades que se asemejan mucho a la efedrina, sustancia que se utiliza para el tratamiento del asma.
La moringa relaja los bronquios y disminuye la gravedad de los síntomas del asma mejorando la función de esos órganos. Coloque una olla con un litro de agua y le agregue una cucharada de semillas de moringa; deje hervir por 10 minutos. Pasado ese tiempo, se retira del fuego y esperan a que entibie. Pueden tomar hasta dos tazas al día, una después del desayuno y la segunda, después de la cena. Se toma esta infusión por siete días.