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NUESTRA SALUD MENTAL

Dr. Víctor Albores García

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)

CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

EL INDISCRETO ARTE DE REFORMAR Y ENLOQUECER

(CUADRAGÉSIMA QUINTA PARTE)

No cabe duda que la fe y la confianza como valores que se dan en cualquier tipo de relaciones, sean políticas, sociales, comerciales, de negocios y especialmente personales, están basadas principalmente en la calidad de los individuos, en sus rasgos personales, en su estilo, en su trato, en la imagen que proyecte, en los valores que transmita, especialmente en su honestidad, transparencia, calidez, educación, lealtad, disciplina, credibilidad, formalidad en los compromisos y reciprocidad en un tipo de relación que se desarrolla a través del tiempo mediante la experiencia y el conocimiento de uno y otro, características que permiten construir naturalmente tales bases de confianza y fe para ambos. Tal vez por ello en el momento actual, nos preocupamos y hablamos de una crisis importante de confianza, de fe y de credibilidad dirigida hacia la mayoría de nuestras autoridades y de nuestras instituciones oficiales, cuando nos percatamos que existe un enorme vacío y una gran carencia de tales rasgos y valores que necesitamos, que buscamos y que esperamos encontrar en el sistema administrativo que forma la base social y política de nuestro país, un vacío que se extiende en grados sumamente peligrosos a tantas otras áreas de nuestra sociedad y de nuestro ambiente. No se requiere de un gran esfuerzo mental en el presente para observar y comprender esta crisis nacional de la confianza, y seguramente cualquier autoridad oficial será capaz de analizar, valorar y entender lo que sucede, si realmente se esfuerza por lograrlo, a menos que se trate de una más de esas tantas declaraciones publicitarias y sensacionalistas que se escuchan y publican día con día, especialmente en esta etiquetada etapa democrática que estamos a punto de vivir el próximo verano. Aunque suene redundante hablar de fe y de confianza en nuestras instituciones públicas, es posible comprenderlo más claramente ante la proximidad de esta "Feria Nacional del Empleo Público", en la que nacen nuevos personajes y partidos, de caras y colores novedosos que intentarán convencernos a toda costa de sus buenas intenciones y de su amor a la patria, luchando a brazo partido contra los sólitos personajes y partidos de aquellos otros colores y caras tan públicas y desgastadas que ya todos conocemos, y que igualmente buscarán una vez más nuestra credibilidad y nuestros votos.

Y ahora, en este momento, cuando precisamente estamos viviendo esta crisis nacional de confianza y de credibilidad, bajo un alto índice de desempleo, ante una jugosa devaluación del peso e intentando descifrar todavía el significado y alcance de la última avalancha de reformas fiscales del año pasado y de la poco confiable inversión de nuestros impuestos en las áreas y obras públicas necesarias, nos preguntamos entonces: ¿Cuál será ahora el monto total declarado y no declarado, transparente u opaco que se invertirá para cubrir los gastos para las campañas de tantos de los nuevos y de los viejos partidos y candidatos, reales y ficticios, empleados y desempleados, útiles o inútiles; un monto proveniente de nuestros impuestos y que realmente debería ser invertido en tantos otros servicios públicos descuidados o abandonados del todo, y que requieren de dicha inversión de una manera más urgente? El carnaval tradicional terminó hace poco, pero a los mexicanos nos gusta seguir celebrando otros tantos carnavales el resto del año, y gastarnos el dinero que ya no tenemos, aunque sigamos endeudados. Así pues que este carnaval electoral, esta "Feria Nacional del Empleo Público" o para el desempleo, según se quiera visualizar, será nuestra gran fiesta nacional con la que podremos celebrar y presumir nuestra diversidad y libertad electoral, nuestro desarrollado nivel cívico y el moderno estilo de democracia que gozamos, mientras por otra parte, sacrificamos y castigamos ciertas necesidades mucho más fundamentales, reales y urgentes como son la educación y la salud (continuará).

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