ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
EL INDISCRETO ARTE DE REFORMAR Y ENLOQUECER
(QUINCUAGÉSIMA PARTE)
A pesar de que existe en México un nivel cada vez más elevado en lo que respecta a la preocupación y la educación de la medicina y de nuestros conocimientos sobre la salud física, no sucede lo mismo sobre la salud mental, que se sigue manteniendo un tanto ignorada, escondida y estigmatizada bajo condiciones casi medievales todavía, lo que empobrece y bloquea su desarrollo, con un consecuente deterioro de su imagen pública, así como del nivel de educación que prevalece al respecto. Es curioso que en muchas familias todavía se mantenga bajo llave la existencia de trastornos mentales cubiertos por una capa de ignorancia, culpa y vergüenza, como algo secreto e inclusive pecaminoso, en donde todavía prevalecen principios mágicos y religiosos mal entendidos, que por lo mismo no deben divulgarse ni hacerse públicos. Será por eso entonces, que en nuestro país, difícilmente se hace mención de los aspectos médicos de nuestras celebridades, a no ser que se manejen como chismes de tabloide útiles para la publicidad y la mercadotecnia, que favorecen el rating de estos personajes, aun cuando no sean del todo favorecedores. Sin embargo, llama la atención que hablar de las enfermedades físicas y mucho menos de los trastornos psiquiátricos de nuestros dignatarios, sean presidentes de la república, ministros, gobernadores, presidentes municipales, senadores, diputados y cualquiera de los altos funcionarios o candidatos a puestos públicos, se torna un tema todavía más estrechamente cerrado y oscuro, escondido y tabú, como si se tratara de algo imposible de suceder, como si estuvieran fuertemente vacunados y protegidos, o cubiertos extensivamente por una especie de manto o círculo milagroso que los envuelve y que naturalmente los hace exentos a padecer tales mundanales experiencias. Parece que nuestra censura es sumamente estricta en ese renglón, y así como existe esa protección infinita con respecto a las deudas, los dispendios, las cuentas públicas y las acciones en general que llevaron a cabo durante sus respectivos períodos de funcionamiento, algo similar ocurre con sus historiales médicos y psiquiátricos. La historia oficial que sale a la luz pública los olvida y los condona, precisamente por el hecho de haber formado parte del pedestal de nuestras celebridades. Sin embargo, haciendo a un lado los reportes oficiales, nos hemos podido dar cuenta o al menos sospechar en los últimos cuarenta años, el tipo de trastornos psiquiátricos que presentaron varios de nuestros presidentes, algunos ya fallecidos y otros que viven todavía y que para bien o para mal, siguen activos en la farándula, nostálgicos y celosos del poder y del dinero, que les es casi imposible abandonar y por lo tanto, les permite mantener tras bambalinas una influencia importante en los movimientos políticos de nuestro país, que en una u otra forma sigue dependiendo de ellos y de las redes que tejieron desde antes de su partida. En cierta forma, conocemos los nombres, pero la pregunta obligada sería: ¿De qué estilo de personalidades estamos hablando? ¿Cómo ha sido en realidad su historial médico, porque al menos estamos seguros de que a su edad actual, deben haber sido expuestos en el pasado a diversas evaluaciones médicas, al menos en los últimos años y seguramente mientras mantuvieron su posición, a pesar de que abiertamente no sepamos los resultados de tales evaluaciones y la presencia o no de enfermedades y sus consecuencias? ¿Pero igualmente, nos interesaría saber si en cierto momento recibieron algún tipo de valoración psiquiátrica y cuáles fueron los resultados, a sabiendas de que si independientemente ya presentaban algún trastorno antes de llegar al poder, el estrés y las obvias e intensas presiones de ser presidentes de la república, deben haberles influido de tal modo que requirieran cierto tipo de tratamiento adecuado, fueran medicamentos o psicoterapia, como una medida de apoyo necesaria para cualquier tipo de trastorno mental que pudieran haber desarrollado? Difícil saberlo, y al parecer ni Wikipedia, ni los archivos de la Nación, tampoco nos lo revelarán. A pesar de ello, se trata de señales importantes que determinan dónde se encuentran nuestros niveles nacionales de apertura y de conocimientos sobre la salud mental, que desgraciadamente sigue siendo motivo de estigma bajo la culpa y la vergüenza (Continuará).