ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
EL INDISCRETO ARTE DE REFORMAR Y ENLOQUECER
(QUINCUAGÉSIMA SEGUNDA PARTE)
A pesar de que precisamente, en la víspera de las elecciones que se ventilan para este verano y del millonario dispendio publicitario y económico que invade nuestro país, con ese júbilo característico de las ferias pueblerinas, en que abundan las pancartas, los espectaculares, los logos, los tamales y los lonches, las camisetas de colores, el confeti, los discursos heroicos y prometedores, los ifes prestados o alquilados, los debates desairados del sí, del no y del quizás, la búsqueda de los huesos redentores, las sonrisas congeladas y las poses prestadas de tantos de éstos ya conocidos o desconocidos candidatos que han probado el escenario anteriormente o de aquéllos que se lanzan temerariamente por primera vez, ajenos e indiferentes a los colores que los cobijan; es precisamente bajo estas circunstancias y pensando en nuestro futuro, cuando sería importante conocer no sólo los antecedentes políticos, el historial de padrinazgo, la certificación de sus niveles educativos y las declaraciones patrimoniales de nuestros candidatos, sino también lo que sería su historial médico y de salud mental especialmente. Aunque se trata de una pregunta aparentemente cándida, indiscreta y complicada, la realidad es que su respuesta nos interesa a todos, ya que estamos hablando de las bases sociales, psicológicas y políticas de nuestra representación ciudadana, de nuestra estructura nacional, de una estructura que en las últimas décadas parece haberse cimbrado cada vez más, con cuarteaduras importantes que la hacen aparecer frágil, añosa y deteriorada, sin los ingredientes necesarios para compactarse con soportes vigorosos y adecuado que la respalden y fortalezcan. Diferentes estilos de señales que siguen apareciendo a lo largo del país, y en diversos puntos estratégicos, se presentan como síntomas y signos de algún tipo de malestar, de enfermedad o de trastorno nacional, que lo mismo pudiéramos etiquetar como social, político, físico o inclusive psiquiátrico según desde la perspectiva en que lo queramos aquilatar. Al igual que sucede con las enfermedades mentales que se dan en aquellas familias, en las que todavía se ocultan, se disfrazan y se evaden tras los sentimientos de miedo, de vergüenza o de culpa que les ocasiona, y como parte de ese estigma medieval que nos sigue acompañando desde hace siglos hasta el presente, basado en tradiciones, mitos y fantasías mágico religiosas y demoníacas, lo mismo parece estar sucediendo en México en el presente. Hay obvios síntomas de ese malestar o enfermedad que se vislumbra nacional, y que sin embargo, se tiende a disfrazar y a esconder bajo tenues y volátiles cortinas de humo poco convincentes, que naturalmente se desvanecen fácilmente con un soplo.
Después de las enigmáticas e intrincadas respuestas de Google a mi simple curiosidad sobre el tema de las enfermedades mentales en nuestros funcionarios públicos, el mensaje ha resultado bastante claro sin requerir quizás de claves escabrosas para descifrarlo. En un país como el nuestro, bajo los bajos niveles de educación y de conocimientos que poseemos actualmente sobre lo que representa la salud mental en nuestra población en general, posiblemente no estamos preparados todavía para recibir y digerir otro tipo de respuesta de Google o de Wikipedia, o ni siquiera de nosotros mismos. Uno pensaría entonces, que quizás no tenemos todavía la edad, ni la madurez o las bases suficientes para poder atrevernos a investigar, conocer y comprender el estado de la salud mental de nuestros funcionarios, como un tema que nos quedaría demasiado grande para valorar, cuando aún no poseemos la suficiente información para integrar una mejor perspectiva sobre lo que representa la salud mental en nosotros mismos, en nuestras familias, en nuestras comunidades y en el país en general. Quizás por ello, tendremos que seguir manteniendo el secreto y nos tendremos que conformar con las respuestas simples que nos da Google, hechas a nuestra medida actual, mientras nos seguimos preparando para madurar y para obtener mejores niveles de educación y desarrollo en todos los sentidos, como objetivos urgentes que deberíamos alcanzar en un futuro no demasiado lejano (Continuará).