ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
EL INDISCRETO ARTE DE REFORMAR Y ENLOQUECER
(QUINCUAGÉSIMA TERCERA Y ÚLTIMA PARTE)
"Enfermedades secretas o no secretas", "declaraciones patrimoniales secretas o no secretas" cuentas transparentes u oscuras o semifangosas, votaciones semidemocráticas o populacheras. Bueno, independiente de todo ello, el mundo sigue girando, y cambia vertiginosamente día tras día en estas décadas que se deslizan irreversiblemente como olas gigantes que nos arrastran a todos sus habitantes, sin importar geografía, creencias, razas, ideologías, religiones, colores de partidos, Idiomas, fronteras o culturas en general. Aparentemente, la velocidad se ha acelerado a la máxima potencia y la globalización intenta integrar a un planeta que paradójicamente reduce su tamaño. Así sucesivamente cambian también las ciudades, los pueblos, las familias y los individuos, de manera que supuestamente, todos maduramos, evolucionamos y nos desarrollamos en direcciones diferentes y variadas, como una forma de sobrevivir, de llevar a efecto nuestros planes y lograr nuestros objetivos. Para ello, es indispensable y fundamental conocernos y explorarnos a nosotros mismos, reconocer nuestras capacidades y habilidades, a la vez que seamos capaces de detectar nuestros defectos, errores y limitaciones, como una forma de saber en realidad quienes somos, el verdadero potencial que poseemos y enfilarnos en dirección hacia donde planeamos avanzar. Gracias entonces a dicha exploración y autoconocimiento, podremos utilizar con mayor seguridad y confianza los recursos y herramientas con los que contamos para seguir adelante en ese nuestro camino personal de desarrollo, enfrentando y superando los obstáculos, y adaptándonos a los cambios benéficos o adversos, como una forma de supervivencia en el ambiente al que pertenecemos. Por lo mismo, debemos ser capaces de revisar, reflexionar y analizar nuestros planes, así como las reformas que debemos implementar para reestructurar nuestras acciones. Sin embargo, en otras ocasiones, tales reformas surgen inesperada y espontáneamente como impulsos inconscientes que nos acechan y saltan incontrolables en determinados momentos, ya sea como producto de una genética heredada, de nuestro propio funcionamiento instintivo, de nuestras capacidades innatas físicas y mentales, del aprendizaje acumulado resultante de nuestras experiencias pasadas y de los embates y estímulos del ambiente mismo en el que nos hemos desarrollado luchando cotidianamente, o simplemente se trata de esa fuerza innata que nos impulsa a perseguir y obtener los objetivos vislumbrados a futuro. Es definitivo entonces, que a lo largo de la vida, debemos poseer una enorme flexibilidad que nos permita llevar a cabo esa serie de cambios o reformas para mantener así un equilibrio en nuestro desarrollo general, en nuestro proceso de adaptación al ambiente y a sus circunstancias como una parte esencial de nuestra existencia y supervivencia. Las reformas pues, innatas e inconscientes, o planeadas y organizadas inteligentemente, deben ser puestas al servicio del sí mismo y de su desarrollo y maduración como seres humanos, pero de ninguna manera deben convertirse en trampas o en obstáculos que nos paralicen y enloquezcan. Obviamente, las reformas son necesarias lo mismo a niveles individuales y personales, que a los niveles familiares y grupales, o más aún en los niveles comunitarios en un mundo y en una existencia cada día más globalizada, en la que definitivamente no podemos permanecer absortos, aislados, inaccesibles e inertes.
Sin embargo, me parece que de alguna manera y a pesar de todas las constantes declaraciones oficiales demagógicas y triunfalistas, nuestro país en el presente se encuentra bloqueado y paralizado hasta cierto punto en su desarrollo, devanándose en aguas fangosas de tintes oscuros y de reflejos sospechosamente fascistas. Las reformas que se promueven no parecen del todo reflexivas, prácticas ni lo suficientemente investigadas y estructuradas que sirvan para realmente estimular el desarrollo y la productividad del país. Las áreas fundamentales de la educación y de la salud se mantienen marginadas y en un estado de abandono para una población mayoritaria que las necesita urgentemente para educarse y sobrevivir. Y dentro de tales áreas, la salud mental en especial requiere de reformas importantes estructuradas por equipos de funcionarios especializados con presupuestos suficientes para definir y organizar aspectos tan básicos como la educación, la prevención y el tratamiento de tantos de los trastornos psiquiátricos que enfrentamos, a la vez que de los problemas psicológicos y sociales que nos aquejan a niveles nacionales. El verdadero arte de reformar no debería mantenerse tan escandalosamente indiscreto, confuso y enloquecedor como lo es hasta ahora, que obviamente refleja la confusión, la desorganización y el enloquecimiento institucional administrativo que padecemos. El verdadero arte de reformar debería estar dirigido a estimular y facilitar nuestro desarrollo, nuestra creatividad y nuestra productividad como individuos y como sociedad. FIN.