ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
LA ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI
(DÉCIMA QUINTA PARTE)
Los conceptos de Rousseau mencionados la semana pasada, sobre lo que este famoso pedagogo visualizaba como un ciclo educativo específico dividido en varias etapas de acuerdo a las edades de los niños y los adolescentes, provoca una serie de reflexiones y cuestionamientos interesantes sobre los estilos y sistemas educativos de nuestra época, orientados precisamente para tales etapas de la vida. Una de dichas reflexiones, tendría que ver con el rol que la música debiera jugar como un elemento importante dentro de los programas académicos para niños y jóvenes tanto a nivel de la educación primaria, como de la secundaria o de la preparatoria. Sabemos que hay individuos que nacen con rasgos y habilidades especiales enfocadas hacia el área de la música, en eso que Howard Gardner ha denominado como inteligencia musical, dentro de su reconocida teoría de las inteligencias múltiples. Gardner, doctor en psicología social y también pedagogo, graduado de la Universidad de Harvard, se ha dedicado desde joven a la investigación del proceso de aprendizaje en niños y adultos, lo que llegó a culminar precisamente en esta interesante teoría de las inteligencias múltiples, en la que él y su equipo de investigadores confirmaron el hecho de que en un momento dado todo ser humano puede caracterizarse por poseer paralelamente múltiples talentos encaminados en diferentes direcciones. En ese sentido entonces, no se podría hablar exclusivamente de un solo tipo de inteligencia, sino de muchas y muy variadas inteligencias, que quizás no hemos alcanzado a investigar, reconocer y detectar más profundamente todavía, a pesar de los avances que existen actualmente en el campo de las Neurociencias y la Psicología. En su teoría, Gardner amplía la definición de la inteligencia en la forma como se ha tendido a utilizar tradicionalmente a través de las baterías de pruebas psicológicas, para extender dicho concepto en otras siete variables como son básicamente las siguientes: la inteligencia musical, la cinético-corporal, la lógico-matemática, la lingüística, la espacial, la interpersonal y la intrapersonal, cada una de ellas con características específicas para el individuo que la posee, aunque naturalmente, debemos tomar en cuenta que en una sola persona, se pueden concentrar varios tipos de inteligencias a la vez. Los nombres con los que han sido etiquetados los diferentes tipos de inteligencia son bastante sugestivos, de manera que podemos reconocer las habilidades o aptitudes con las que están relacionadas. Así pues, la inteligencia musical sería la capacidad especial que caracteriza a ciertos individuos para poder percibir y expresar el ritmo, el timbre y el tono de los sonidos musicales; por otra parte la inteligencia cinético-corporal se refiere a la habilidad para utilizar el propio cuerpo en la expresión de una emoción (danza), para competir en un juego (deporte) o para la creación de un nuevo producto (diseño); mientras que las capacidades intelectuales de deducción y observación ilustran esa forma de inteligencia lógico-matemática como su nombre lo indica, que también solemos llamar "pensamiento científico". Las inteligencias que designa como lingüística y espacial, se refieren respectivamente a las habilidades en el desarrollo especial del lenguaje o en la capacidad para orientarse en un lugar o para reconocer caras o personas. Los últimos dos tipos de inteligencia que ha descrito Gardner, tienen que ver con la capacidad para sentir y registrar las diferencias en los demás, como serían los contrastes en su estado de ánimo, temperamentos, motivaciones o intenciones, que la llama inteligencia interpersonal, mientras que la intrapersonal va ligada al reconocimiento de los aspectos más profundos de sí mismo y de la propia vida emocional, como son los sentimientos gracias a la capacidad para reconocerlos, etiquetarlos y recurrir a ellos como medio de interpretar y orientar la propia conducta (Continuará).