ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA.
ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI
(DÉCIMA NOVENA PARTE)
Hasta cierto punto, la exploración y la detección de estos impulsos y fuentes de energía tan presentes en los niños desde su nacimiento, mencionados la semana pasada, suelen ser más visibles y claros para todos aquellos padres y madres que están al pendiente de sus hijos, que los observan y siguen de cerca para conocerlos mejor, de modo que eso facilita su comprensión, su apoyo y asesoría en encontrar las fuentes necesarias para canalizar adecuadamente tales impulsos y energía. La detección y el reconocimiento temprano de esas múltiples inteligencias que se mencionaron semanas atrás de la teoría de Gardner, convertidas en diferentes capacidades, aptitudes y habilidades para cada niña o niño, permitirán que se empiecen a practicar y a desarrollar tanto en el hogar como en la escuela o en el ambiente social al que pertenezcan, lo cual se convertirá en una excelente oportunidad para mejorar tales instrumentos en su futuro, y a su vez, les permitirá construir las bases de su identidad y de su personalidad, que jugarán un papel tan importante en su vida como adultos. Durante la infancia, aunque no necesariamente, se puede tratar de una labor un tanto más sencilla y tranquila para los padres, en el supuesto de que los niños sean más accesibles y maleables para aceptar el uso y la práctica de esos diferentes instrumentos que pueden escoger junto con ellos; instrumentos para canalizar tal energía e impulsos que se pueden sublimar creativamente a través del estudio, la investigación y las tareas de la vida académica, o del ejercicio físico y de los deportes; o de las diferentes actividades artísticas llámese música, danza, pintura, escultura, teatro, oratoria, literatura, etc., o inclusive mismo a través de la espiritualidad en grupos de ejercicios religiosos de cualquier denominación que les sea aceptable y llene sus principios y necesidades. Sin embargo, aunque estas disciplinas pueden ser más fácilmente inculcadas e internalizadas en las primeras etapas de la vida, las cosas suelen tomar un nuevo sesgo en el momento en que estos niños y niñas arriban a la pubertad. La pubertad como ya se ha mencionado anteriormente, suele entrar de lleno y a veces hasta sorpresivamente de improviso en algunos individuos, mientras que en otros, los cambios se van sucediendo paulatinamente, tanto en los aspectos físicos que a través de los cambios hormonales modifican radicalmente el cuerpo, así como todos sus órganos y sus funciones, pero igualmente en sus aspectos mentales, ante una serie de cambios fundamentales que se llevan a cabo en los tejidos del cerebro y en sus redes y conexiones neuronales en los jóvenes durante esos años decisivos de la vida, que se inician con la pubertad y se prolongan posteriormente hacia lo que llamamos adolescencia. Tales cambios físicos tan fundamentales van a resultar en la salida de explosiones de energía, así como en la intensificación de aquellos impulsos que en mayor o menor grado podían ser controlados o canalizados a través de las actividades mencionadas, pero que no necesariamente resulta cierto durante esta nueva etapa de la vida, ya que traen consigo cambios importantes en las acciones, las conductas y los estilos de pensamiento, así como en la interacción social. Ello sucede igualmente en la relación con los padres, hermanos o con los demás familiares, al igual que con los maestros y los compañeros, así como en la creación de nuevos grupos de amistades que vienen a cambiar radicalmente los conceptos de la disciplina, el orden, las reglas, las decisiones y la estructura familiar en general que se había construido en el hogar anteriormente, con la consiguiente modificación y reordenación de toda la dinámica familiar. Ello naturalmente, conlleva a una nueva y diferente perspectiva para los padres, que no es nada fácil de comprender o de aceptar, puesto que requiere de un mayor esfuerzo de paciencia, comprensión y cariño para la creación de un estilo diferente en la forma en que ellos puedan seguir estando presentes, para asesorar, apoyar, ordenar, marcar límites y reglas en una estructura de disciplina que siempre será necesaria en la vida, y que desgraciadamente en ocasiones se llega a relajar demasiado o inclusive a perder totalmente en nuestro tiempo, al creer que los jóvenes ya no la necesitan (Continuará).