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La Gran Depresión se llevó los empleos, hogares y esperanzas de cientos de miles de hombres y mujeres en la Norteamérica de los años treinta. En poco tiempo el número de vagabundos merodeando por parques y calles se multiplicó de forma alarmante, mientras en las afueras de pueblos y ciudades proliferaban campamentos de personas famélicas y desesperadas.
Tom Kromer fue una de ellas. Joven con estudios universitarios, la falta de trabajo y de sostén familiar lo arrojó a la carretera. Sin otra ambición que conseguir tres comidas y un techo, durante cinco largos años deambuló por albergues cristianos, parques públicos o pensiones de mala muerte, y soportó toda clase de humillaciones y brutalidades por parte de la Policía.
Nada que esperar, relato de una vida a la intemperie, recoge las experiencias que su autor anotó en papeles de fumar Bull Durham y en los márgenes de folletos religiosos.
Publicada en 1935 e inédita hasta ahora en castellano, Nada que esperar es la única novela de Tom Kromer, cuya carrera literaria concluyó de forma abrupta en 1937 tras publicar en la revista Pacific Weekly relatos breves que apuntaban hacia una evolución modernista de su escritura. La presente edición incluye algunos de ellos.
Thomas Michael Kromer, hijo de un inmigrante checo que comenzó a trabajar en una mina a la edad de ocho años, abandonó sus estudios universitarios por falta de recursos.
Trabajó primero en una fábrica de vidrio y después como profesor. A los veintitrés años, durante la Gran Depresión, viajó por todo el país en trenes de mercancías en busca de trabajo.
Pidió limosna para sobrevivir, durmió en albergues cristianos e incluso fue detenido por su condición de vagabundo.
Su única novela, Nada que esperar, describe sin tapujos los cinco años que pasó a la intemperie; años en los que contrajo tuberculosis y su salud se deterioró.
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Nada que esperar de Tom Kromer:
Publicada por Editorial Sajalín.
Disponible en e-book.