La historia siempre ha dado pruebas de que el arte es esencial en la vida de toda cultura y que éste ha sido un eco de los tiempos, un reflejo de lo que acontece en la sociedad. Por ello, cuando el mundo del arte actual parece no reflejar en nada las preocupaciones de esa sociedad y estar más bien regido por las reglas del mercado, surgen preguntas, críticas, señalamientos como los que contiene El espejo del arte (2014), un documental que cuestiona directamente a quien sea necesario para comprender por qué el arte parece haber desparecido.
¿Qué es el arte? ¿Existen falsos artistas?, ¿Alguien entiende el arte contemporáneo? Estas son algunas de las preguntas que el director mexicano Pablo Jato plantea a muchas personas involucradas directamente con el mercado de obras de arte.
El espejo del arte se construye como una serie de entrevistas con galeristas, directores de importantes museos, críticos, curadores, coleccionistas y propios artistas, todos interrogados por Pablo Jato acerca de por qué pareciera que actualmente el dinero y las reglas del mercado se encuentran muy por encima del interés cultural y artístico.
Presentado datos interesantes -como el hecho de que el mercado del arte contemporáneo mueve en el mundo 50 millones de euros al año- el documental plantea también reflexiones propias de cualquier espectador que asiste a una exposición o una feria de arte contemporáneo como la ARCO, en Madrid, en la cual se detonó la idea de realizar este filme.
"Nos encontrábamos filmando otro proyecto durante la ARCO y vimos obras tan extrañas e incomprensibles para nosotros que comenzamos a entrevistar, a preguntar a todos si creían que eso que veían era en verdad arte. Así comenzó. Después hicimos lo mismo con Zona MACO, la feria de arte contemporáneo más importante de México, y las respuestas que recibíamos dejaban al desnudo muchas contradicciones. Teníamos que compartirlas.", dijo el director Pablo Jato.
La primera pregunta que planeta el filme es "¿Qué es el arte?". Las respuestas de los entrevistados no sólo son vagas, también parecen no tener ningún consenso entre sí. Esta imprecisión en tratar de definir aquello que ocupa sus vidas, lejos de ser un conflicto filosófico más bien parece adecuarse al modo tan incongruente en el que se adquiere y distribuye el arte en los círculos más elitistas y cerrados de cada país.
