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Obvio

No Hagas Cosas Buenas…

ENRIQUE IRAZOQUI

 S E deshojó la margarita. Con un comunicado emitido desde el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional se dio a conocer que el actual presidente municipal de Durango, Esteban Villegas Villarreal ha resultado ungido candidato a gobernador, dejando en claro que todos los lances de la senadora Juana Leticia Herrera Ale para tratar de hacerse de la disputada candidatura quedaron en mera intentona y que las altas calificaciones electorales, al mantener el control político absoluto de su estado, le dieron la posibilidad del actual gobernador Jorge Herrera Caldera de designar al candidato que él prefería y que fue ratificado desde el poder central.

El comunicado en cuestión, redactado en perfecta concordancia con el argot priista, donde la unidad es uno de sus cimientos fundamentales, designa también como candidata a la propia doña Leticia como candidata a la alcaldía de su municipio Gómez Palacio, dejando ver cuál fue la primera moneda de cambio para que el PRI mantuviera su "unidad", otorgándole a la legisladora la segunda presidencia municipal más importante del estado. Aunque siguiendo la dinámica del tricolor, vale más ser alcalde o alcaldesa de Gómez Palacio que al menos da un cierto margen de maniobra, que ser presidente de Durango capital, porque si éste emana del PRI, no será más en términos funcionales una dependencia más del Gobierno estatal.

Se abre entonces otro capítulo en la historia viva de la sucesión de Jorge Herrera Caldera. Ya se tienen los contendientes principales. El partido oficial tiene en el doctor Villegas a su exponente, mientras por la oposición se sabía de antemano que ésta será representada por el senador panista José Rosas Aizpuru - un ex priista de cepa- con lo que el camino a las especulaciones de cuál es el resultado de las elecciones constitucionales comienzan desde ya.

Escenarios probables se pueden vislumbrar para el resultado que se conocerá el próximo mes de junio, así como remembrar circunstancias que antecedieron al ambiente que hoy está vigente.

Primeramente, lo particularmente álgido que se tornó la designación de Villegas Villarreal al haberse encontrado con la oposición de la senadora Herrera, cuadro político rival al grupo en el poder que se instauró desde la gubernatura de Ismael Hernández Deras, pero lo extraño al final es que la disputa se dejó correr casi hasta el final de los tiempos naturales. La rispidez fue rara, porque en el PRI nuevamente hay una última palabra: la del presidente de la república, misma que se había ausentado por doce años que el PAN ocupó la primera magistratura nacional. Quizá al final de cuentas, este garlito de que realmente existió competencia real entre Villegas y la senadora Herrera, no fue más una de esas jugadas de política que nadie mejor que los priistas de altos vuelos conocen, que es dejar crecer precandidatos para sin más, dejarlos con las manos vacías de un día para otro. En esta ocasión la víctima ha sido la legisladora lagunera.

Vale la pena hacer énfasis también que la unción de Esteban Villegas devino como segunda opción, ante el lamentable deceso de Jorge Herrera Delgado (Q.E.P. D), quien era el candidato natural al gobierno del estado.

Por ahora entonces no se puede anticipar un resultado final. No está al menos en el ambiente de los corrillidos de café que sea una certeza que es el PRI quien gané la elección a la gubernatura. Rosas Aizpuru es un gallo muy jugado en las artes políticas. Hace seis años ganó con estrecho margen en la capital, pero fue arrollado por la maquinaria priista en el resto del estado, particularmente ¿quién lo diría? por La Laguna de Durango, bastión de la senadora, que ahora tendrá que conformarse con repetir como presidenta municipal.

Cerrada la lucha que ahora ya empieza con nombres y apellidos. Esteban versus José. Quizá nuevamente la suerte termine decidiéndose en La Laguna, pero habrá que ver si nuevamente don Carlos Herrera y su hija Leticia, se vuelven a alinear al PRI que dos veces los ha dejado ya con un palmo de narices en la antesala de la gubernatura, que ya era hora, aunque sea por mera equidad demográfica, que recayera en un lagunero, pero esa es otra historia.

Lo que ahora es firme, es que el candidato es Esteban. Obvio.

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