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Occidente y el fantasma

FEDERICO REYES HEROLES

Falló la inteligencia, pero no. Dos días antes en Madrid uno de los principales mandos contra el terrorismo advertía de la amenaza (José María Irujo, El País, 15, 11, 2015). Y todo fue inútil. La advertencia llegó a toda Europa. No era novedad, viene de septiembre de 2014: "Llenaremos las calles de París de cadáveres". La incubación fue larga y no dieron con ellos.

La cumbre sobre Cambio Climático, con decenas de jefes de estado, impuso seguridad especial a París. Y sin embargo pudieron. Acciones coordinadas en varios frentes con un objetivo: masacrar inocentes. "Os vamos a hacer lo que nos hacéis en Siria" escuchó un superviviente del Bataclán. Después irrumpió la ráfaga. El aviso llegó pero, por dónde comenzar se pregunta la fuente de Irujo. Aviones, trenes, puentes, centrales eléctricas, estaciones de Metro, túneles, escuelas, iglesias, estadios y un larguísimo etcétera. Horas antes en Ankara murieron 97 personas en un mitin por la paz kurda.

Guerra contra el estado Islámico, así cabecean varios periódicos. Pero, como apunta Moisés Naím, el concepto de guerra deja de ser funcional. ¿Es ISIS un estado? El monopolio de la violencia ya no explica la realidad. Los mexicanos lo vivimos a diario. El Califato sí pretende dominio territorial, tiene población y muestra un mando. ¿Qué es ISIS? No es un ejército constituido pero opera como tal. Si se reclama territorio se puede pensar en una ocupación, los bombardeos sin ocupación no brindan victoria. Qué hacer.

"...una organización islamista no gubernamental, militarizada y terrorista" lanza Naím como definición tentativa y agrega "Y apátrida". A diferencia de otros grupos subversivos, ISIS escapa de los parámetros tradicionales, sus miembros no están asentados en una zona y se pueden agregar excepciones: no son locales, no son una "banda". El golpe está dado, otro más.

El llamado a la insurgencia fue general, a matar infieles donde se encuentren. Sidney, Bruselas o en el Airbus ruso que cruzaba los cielos de Egipto. Así mientras Kerry presidía en Viena una cumbre de cancilleres sobre Siria, en París volaban los cuerpos de inocentes cuya única intención fue asistir a un concierto o comer estilo Cambodia. Todo es nuevo, no son militares, tienen nacionalidades diferentes y una comunidad en los ancestros, no tienen territorio, se matan para matar civiles y sacudir a los estados nación. A la larga perderán, lanzan algunos con algo de soberbia. Pero ese período largo se está volviendo muy largo. Los primeros atentados de Al Qaeda remiten al 93, Kenia y Tanzania en 98, Nueva York 2001, Bali 2002, kurdos en Irak, Madrid, Mosul y Baquba en 2004, Hilla en Irak con 118 muertos y Londres en 2005. Hasta ahora van ganando.

Algo de omnipresencia corroe a los cálculos tradicionales. "Esperando a los Suicidas" titula Irujo y es cierto, porque París elevará los estándares de seguridad y también la xenofobia para deleite de la derecha radical. Está claro que allí donde un ser humano está dispuesto a dar su vida por sembrar terror, ahí donde el odio pesa más que cualquier razón, ahí los cálculos sirven de poco. En esas estamos, esperando. Pero si la solución no es la inteligencia, necesaria pero poco asertivo, como lo muestra París, si las medidas de seguridad enseñan ya su rendimiento decreciente (imposible instalar arcos en todas las reuniones humanas), cuál es la solución. ¿Acaso la tiene? Lo evidente es que el control de armas todavía deja mucho que desear.

Pero de eso no se habla porque los productores se encuentran asentados en varios de los países hoy víctimas. Dónde consigue ISIS los explosivos, el armamento de guerra capaz de derribar a un Airbus a 40,000 pies de altura. Silencio. En eso todos los controles han fallado cuando es el punto de arranque. Obama, el llamado hombre más poderoso de la Tierra, terminará su período en 2016 sin poder frenar la venta indiscriminada de armas. También habrá perdido la batalla y los estadounidenses también seguirán esperando a que otro adolescente acribille a sus compañeros de escuela o a sus maestros. París se recuperará, pero la multiplicación de los potenciales suicidas encontró un gran estímulo en esta victoria.

"Todo lo sólido se desvanece en el aire", lanzó un clásico hoy en desuso. La sentencia cobra vida, el enemigo ahora se resume en una palabra: Occidente. Para sus enemigos sus linderos son muy concretos y están en todas partes. Las armas, los celulares también son de Occidente, pero para eso el odio no tiene prejuicios. El corazón de Occidente -las libertades- está herido. Se suspenden vuelos, conciertos, actos culturales, los museos, todo está en la mira. Ahora amenazan Washington. Lanzar ¡venceremos!, como lo hizo Churchill, demanda de una solvencia moral que el Occidente actual no tiene. Esa es la tragedia de fondo. Por eso el fantasma es tan poderoso.

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Escrito en: Federico Reyes Heroles

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