En septiembre de 2011 en la ciudad de New York se materializó la manifestación ciudadana que se venía fraguando en redes sociales y otros medios, fue la expresión estadunidense de la serie de manifestaciones que se realizaron ese mismo año en diversas partes del mundo. Ante la toma de calles y parques del centro financiero más importante de ese país, el alcalde de la ciudad no declaró que demandaría a los ciudadanos, sino que afirmó: "tienen derecho a protestar y si quieren hacerlo, proporcionaremos los espacios para que lo hagan". Las palabras del alcalde Michael Bloomberg fueron difundidas por la revista en línea International Business Times el 17 de septiembre de ese año.
Los motivos de la protesta eran manifestar la inconformidad por el sistema financiero internacional que sin freno produce una gran cantidad de pobres y marginados que son despojados sistemáticamente de posibilidades de una vida digna. El alcalde de una de las ciudades más conflictivas del mundo, lejos de criminalizar la protesta, buscó las condiciones en que una minoría inconforme pudiera manifestarse frente a uno de los centros económicos mundiales.
Para el día de hoy está convocada una marcha en el marco de la décima acción global por Ayotzinapa, ya que hoy se cumplen 6 meses de la desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas de Guerrero, desde hace diez años aquí en la Región Lagunera se dio un alza importante de los casos de desaparición de personas como efecto de la ausencia de un Estado de derecho, que proporcionara garantías mínimas para los ciudadanos. La marcha de hoy tiene la característica de que iniciará en Gómez Palacio (Teatro M. Alvarado) y terminará en Torreón (Plaza de Armas), la convocatoria es para las 4:00 pm.
¿Qué sentido tiene ocupar las calles para manifestar inconformidad? ¿Qué se soluciona con este tipo de expresiones? ¿Qué significa para una sociedad que una minoría exprese su desacuerdo frente a los sistemas económicos y políticos que los marginan? ¿Basta con marchar para construir justicia y paz? Puntualizando: ¿Para qué ir a una marcha?
Muy simple, para superar la apatía, la criminalización, el miedo y la indiferencia. Para expresar solidaridad con los que más sufren, para desestabilizar nuestra cómoda conciencia que se acostumbra a la violación sistemática de los derechos humanos. No podemos caer en ingenuos pragmatismos y pensar que con ocupar las plazas públicas bastará para que unas autoridades municipales y estatales tan cínicas y desvinculadas con las exigencias reales de las minorías marginadas cambien su agenda política, menos pensar que renuncien.
Manifestar nuestra inconformidad por la ausencia del otro que ni siquiera conozco o por a aquel a quien fueron violados sus derechos como ser humano, es ya un paso en el camino de salir de un estilo de vida que propone la estabilidad personal al margen o a costa de la vida de los otros con quienes compartimos un mismo tiempo y espacio, es dejar de vivir para nosotros mismos y nuestros intereses individuales. Sumarnos a este tipo de acciones, que son iniciativa de algunos con quienes quizá no coincidamos del todo, es una posibilidad real de dar sentido y de tener un posicionamiento frente al presente.
¿A quién le interesa amedrentar los derechos fundamentales de la ciudadanía? ¿Quién busca obstaculizar el derecho a la manifestación de ideas y convicciones? ¿Por qué buscan negar la posibilidad de construir un sentido distinto para el momento presente?
Son múltiples las formas a través de las cuales buscan desaparecer, también, este tipo de manifestaciones ciudadanas, junto a la intención mediática de criminalización por parte de las autoridades municipales, otra forma ha sido la presencia en las marchas de elementos de la Policía Federal que toman fotos a los rostros de los ciudadanos que participan en las marchas y cuando se les cuestiona por qué lo hacen, responden que es "para reportar su trabajo"; así mismo elementos de la PGR acompañan las manifestaciones y mítines sin uniforme, sin identificarse, haciéndose pasar por activistas que toman fotos y videos, recogen información y piden nombres.
Normalmente en muchos sectores de la Comarca Lagunera los grafitis pueden permanecer por años sin que ninguna autoridad haga algo al respecto, pero los grafitis que se hicieron en la manifestación del pasado 1 de noviembre en el periférico Raúl López Sánchez, grafitis que eran signo de la inconformidad y del hartazgo social, esas "marcas" sí fueron recubiertas inmediatamente ¿Por qué tanto temor a las expresiones de un sector de la sociedad?
Ante la actual crisis de Derechos Humanos que hay a nivel nacional, sobran las razones y las formas para "ocupar", es decir, para apropiarse y darle nuevo sentido a la Plaza de Armas.
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