Nacional Salario mínimo Seguridad Narcotráfico Generación Z Pensión Bienestar

Oficios: pasión y herencia

CONOZCA LAS ACTIVIDADES DE TRADICIÓN MÁS RARAS QUE SE HAN ENCONTRADO EN EL PAÍS

Desde 1885. A sus más de 60 años, a don Gustavo no le cuesta trabajo subir los 200 escalones de la torre de la catedral deMorelia para hacer repicar las campanas y dar mantenimiento al reloj de cuatro caras, el cual data de 1885.

Desde 1885. A sus más de 60 años, a don Gustavo no le cuesta trabajo subir los 200 escalones de la torre de la catedral deMorelia para hacer repicar las campanas y dar mantenimiento al reloj de cuatro caras, el cual data de 1885.

AGENCIAS

Algunos no son muy conocidos, otros son olvidados y unos más parecen increíbles, pero todos estos empleos hacen que familias enteras puedan tener comida en sus mesas, edificar un hogar o compartir sus historias con las futuras generaciones.

CON EL TIEMPO, CONSIGUIÓ LO MEJOR DE SU VIDA

El tiempo lo ha perseguido de manera implacable. Incluso, cuando intentó deshacerse de él y luchó por romper con la tradición familiar.

Desde los ocho años, don Gustavo Romero Bucio se mezcló con las horas y los minutos. Parado junto a su padre, permanecía horas tratando de entender el amasijo de engranes y alambres que estaban frente a sus ojos.

Entonces, el trabajo de relojero lo aburría, le resultaba cansado y tedioso. No entendía por qué su padre, don Ramón Romero, sonreía con entusiasmo cuando lograba echar a andar un reloj de finísima maquinaria alemana.

En sus años mozos, tampoco sabía que la cuerda de los relojes tiene su arte: "tiene que manejarse con respeto para que funcione".

Desde hace diez años, don Gustavo volvió a los relojes, volvió al tiempo y a manejar con precisión las enseñanzas de su padre.

Hace años, cuenta don Gustavo, un hombre afable de ojos marrón y cara de niño, apenas pudo se fue de casa y abandonó su oficio para enrolarse en otras tareas.

Durante 18 años trabajó en la central camionera de Morelia, primero lavando baños, hasta escalar a encargado de la estación.

Viajó mucho por todo el país y siempre volvía a su Morelia, al tiempo y a la catedral.

El destino quiso que lejos de su tierra conociera a doña Catalina, su mujer, michoacana y, para variar, de Maravatío. Y también el tiempo se encargó de volver a don Gustavo a sus cabales, a sus manecillas y su terruño.

En el fondo don Gustavo sabía que su vida y sus manos estarían siempre unidas a un segundero, al minutero y al tiempo.

Hoy con la edad lo entiende y no le pesa subir, a sus sesenta y tantos años, los 200 escalones de cantera que conforme ascienden hacia la torre de la catedral de Morelia se hacen cada vez más diminutos, hasta alcanzar el tamaño de una suela de zapato.

Don Gustavo tomó el lugar de su papá cuando éste ya no pudo subir más los escalones de la vieja catedral barroca de Morelia, hermosa y perfecta que data del siglo XVII, cuando el tiempo se le vino encima a su viejo, y le fue imposible escalar dos veces por semana para dar cuerda al reloj de cuatro caras.

La fina maquinaria de origen alemana hoy está perfectamente aceitada, cuidada y limpia, gracias al trabajo de familias de relojeros que la han cuidado desde que se colocó en las torres de cantera rosa, en 1885. Cada relojero que muere o deja el puesto tiene su inscripción en el amplio y luminoso cuarto donde se encuentra el reloj más exacto de la ciudad.

Desde aquí es fácil embelesarse y perder las horas contemplando los azules y rojos del cielo, la ciudad y su diminuta gente.

A la distancia, reflexiona que aunque el estado se caiga a pedazos con marchas, revueltas, violencia y plantones, el tiempo -dice- debe tener su impecable lugar.

Hoy don Gustavo ha decidido ceder el tiempo a alguien más joven y dispuesto, su hijo Abraham, quien, a diferencia de su padre, está enamorado del tiempo, de la vida y del reloj de cuatro caras de la catedral.

CONSTRUYE LA CASA DE SUS SUEÑOS VENDIENDO FIERRO

Nació en Nayarit hace 29 años y su madre abandonó el hogar cuando apenas tenía tres años. Al quedar al cuidado de su padre, ella y su hermano menor viajaron a Tijuana, Baja California, donde se quedaron a vivir los tres. Apenas tenía cinco años cuando Rosalina se quedó sin papá, pues un vehículo lo arrolló.

Su hermano fue regresado a Nayarit con unos familiares y ella quedó al cuidado de otros parientes en Hermosillo. Sus padres adoptivos, Javier e Ignacia, le dieron sus apellidos y la registraron como Rosalina López Herrera.

Fue criada en un hogar, donde la vida le dio cuatro hermanos. No terminó la secundaria.

Hace siete años se casó con Daniel Acevedo Soto, y se fueron a vivir a una casa de lámina de cartón en la populosa colonia Luis Donaldo Colosio. Con 300 pesos empezaron a comprar chatarra y fierro viejo. Hoy en día, Rosalina es una mujer trabajadora, que inicia y termina su día desmantelando aparatos eléctricos para extraerles el metal. Ella sola recorre las calles de Hermosillo, igual que lo hace su esposo, pero con rumbos distintos.

Ha resultado toda una administradora: ahora maneja tres carros del negocio y esa primera casita de lámina de cartón se convirtió en una casa de dos pisos en construcción.

Gana en promedio mil pesos diarios, luego de sacar los gastos de inversión en gasolina, piezas de los tres vehículos con sonido, agua y refrescos que consumen al recorrer las calles con temperaturas en ocasiones de hasta 52 grados centígrados a la sombra.

"Me ha pasado de todo. Ya sé cuando me quieren asaltar, he visto grupitos de vagos que se intercambian miradas, se hacen señas, se silban o hacen movimientos para ir al ataque, pero ya me la sé, salgo del lugar y no me paro", dice.

Reconoce su trabajo como de alto riesgo, porque en la chatarra que compra pueden ir insectos ponzoñosos, hay materiales cortantes y oxidados, pero esto da para vivir bien.

La compra y venta de chatarra le ha dado grandes satisfacciones, como criar a tres sobrinos igual que si fueran sus hijos.

Su negocio ya es formal, está registrada ante la Secretaría de Hacienda, y está de acuerdo en tributar, ya que esta obligación le otorga beneficios como poder sacar la Visa para Estados Unidos u obtener créditos.

Es cuidadosa en la compra de materiales, siempre pide la credencial de elector para responder ante una posible reclamación, como le pasó a su esposo cuando recién empezaron el negocio, que compró metales robados sin saberlo y fue detenido.

Rosalina es cristiana y se asume como una mujer feliz, contenta porque Dios le ha dado salud para poder trabajar, contar con dinero para solventar los gastos de su hogar y seguir construyendo la casa de sus sueños.

SE SUMERGE EN AGUAS NEGRAS PARA RECOLECTAR LOMBRICES

Recolector de lombrices de fango, ese es el empleo que desde hace 30 años realiza Francisco.

Enfundado en unas botas de hule -la única protección entre su piel y las malolientes y contaminas aguas negras que llegan del Valle de México al estado de Hidalgo-, Francisco inicia su labor, recolectar pequeñas lombrices rojas que serán exportadas a Estados Unidos.

Tezontepec de Aldama es uno de los municipios más afectados por la contaminación de las aguas negras, pero para un grupo de pobladores de la comunidad de Mangas esta agua se ha convertido en una fuente de empleo. Con la llegada hace 45 años de Benito Saito y Elías Jauri, un japonés y un español, a la población, también surgió esa nueva forma de empleo.

Cuenta que fue Benito Saito quien comenzó con el negocio de juntar lombrices que sirven como alimento para peces de ornato.

Durante varios años los dos extranjeros dieron empleo a los pobladores, hasta que éstos iniciaron su propio negocio, al instituir en la década de los 80, la Cooperativa Gusano de Fango, inicialmente 25 personas se dedicaron a la explotación de la lombriz, pero con el tiempo sólo diez han continuado.

La jornada inicia temprano, a las siete de la mañana se debe de estar ya en el agua "porque pasa el día y los animalitos se pueden morir. De los canales que trasladan la aguas negras para riego y justo donde se juntan con el agua blanca nacen las lombrices".

Las lombrices permanecen durante un día en una pileta en la obscuridad, posteriormente son trasladadas al agua limpia, durante tres días se lavan y están listas para ser almacenadas en bolsas de polietileno con oxígeno.

"La finalidad es que las lombrices lleguen vivas a su destino" en Nueva York, Los Ángeles, Miami y Canadá.

Lo único que no han logrado hacer es que las lombrices nazcan en la granja, pues sólo se dan en las aguas negras.

Señala que este es un trabajo peligroso sobre todo porque se hace en las aguas negras que llegan a la presa Endho, que, según especialistas, registran altos niveles de metales pesados, además de las enfermedades que puede causar el agua contaminada.

Por eso, asegura Francisco, detrás de los acuarios y peceras donde nadan plácidamente los peces de colores hay hombres que arriesgan su salud entre el agua negra.

Leer más de Nacional

Escrito en: Día del Trabajo Oficios

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Desde 1885. A sus más de 60 años, a don Gustavo no le cuesta trabajo subir los 200 escalones de la torre de la catedral deMorelia para hacer repicar las campanas y dar mantenimiento al reloj de cuatro caras, el cual data de 1885.

Clasificados

ID: 1110936

elsiglo.mx