Dice un dicho popular que "a la tercera va la vencida", y eso quisiera el gobierno de Enrique Peña Nieto (EPN) en lo que toca a mostrar un mayor crecimiento de la economía mexicana en 2015.
Si lo logra, quizá mejore su imagen, que ha sido bastante dañada no sólo por el pobre desempeño económico, sino también por las crecientes y notorias deficiencias en seguridad pública, corrupción, el estado de derecho y la lucha contra la criminalidad.
Sus colaboradores insisten en que las reformas realizadas a la fecha, en particular la fiscal y la energética, serán claves para una mejoría económica sensible en los próximos años. Eso está por verse y, en todo caso, sus efectos tomarán todavía un buen tiempo para materializarse.
Mientras eso sucede conviene detenernos en lo que esperamos más en concreto para 2015, que comienza con un precio del petróleo muy por debajo del promedio de los últimos años y con un ambiente financiero muy volátil.
Ante ese entorno preocupa que EPN presuma siete "aspirinas" triviales y no anuncie cambios en las políticas monetaria y fiscal que permitan enfrentar mejor los menores ingresos petroleros y la turbulencia financiera.
Esto nos deja a merced de que se consolide la recuperación de Estados Unidos (EU) como única esperanza para lograr un crecimiento algo mejor al del año pasado. No obstante, la orientación de las políticas públicas de la administración de EPN será clave para que nos beneficiemos de esa expansión estadounidense.Considero, sin embargo, que nuestras autoridades ya van tarde.
El gobierno tiene requerimientos financieros del 4 por ciento del PIB en 2015, y lograr su financiamiento supone que el capital externo mostrará el mismo interés por México que había venido mostrando desde 2010. Ese no será el caso.
Por el contrario, el desplome del precio del petróleo y la probable normalización de la política monetaria en Estados Unidos provocarán un menor flujo de capital financiero hacia nuestro país, y no me extrañaría que ante la pasividad de nuestras autoridades siga registrándose una salida del mismo, lo que continuaría depreciando al peso.
Los menores ingresos petroleros quizá no sean un problema en 2015, dadas las coberturas, pero eso no impide que se complique el financiamiento del déficit de este año, y si el precio del crudo continúa por debajo de los 60 dólares por barril (dpb), podría provocar una pesadilla fiscal en 2016, con un nivel de gasto público que para sostenerse requeriría de más deuda o más impuestos.
Se necesita, en consecuencia, un compromiso para reducir el déficit público y concentrar la mayor parte de esa disminución en el gasto corriente, más que en el de inversión, así como que el gobierno plantee lo mismo para 2016,ante los menores ingresos petroleros y lo que parece será una triste respuesta inicial del capital externo a la reforma energética.
Habrá, eso sí, algunas decisiones de inversión de empresas nacionales y, quizá, una que otra extranjera, pero los resultados más tangibles en cuanto al flujo de recursos de inversión los veremos, en el mejor de los casos, hasta 2017.
En dicho contexto,estimo que el crecimiento del Producto Interno Bruto en 2015 se ubicará entre 2.3 y 3.3 por ciento, nada espectacular, pero superior al registrado en los dos primeros años de esta administración. Por su parte, las variables monetarias y financieras mostrarán más sobresaltos que los experimentados el año pasado.
Lo más probable es que la meta de inflación del gobierno siga sin alcanzarse, ubicándose más bien entre 3.5 y 4.5 por ciento al cierre del año. El número final dependerá de cuándo y cómo actúe el gobierno para aliviar las presiones actuales en el terreno cambiario, pues de seguir el dólar alrededor o por encima de 15 pesos, alimentaría más el proceso inflacionario.
Por otra parte, considero que Banco de México (Banxico) no podrá mantener las tasas de interés sin cambio en 2015. Se verá obligado a elevarlas en un punto porcentual o más durante el año, sea como respuesta a presiones inflacionarias asociadas a la depreciación del peso o a un incremento de tasas en EU.
Finalmente, la cotización de la divisa estadounidense seguirá volátil y sujeta a la incertidumbre respecto al precio del petróleo y a los tiempos y montos en que se elevarán las tasas de interés estadounidenses. El impacto negativo de estos eventos sobre los flujos de capital superará los efectos positivos de la reforma energética.
Por consiguiente, si el precio del crudo no regresa hacia los 70 dpb, la expectativa del gobernador de Banxico de que el dólar pronto regresará a los "13s" no se materializará. Espere, más bien, un precio de la divisa estadounidensepor encima de los 14 pesos y hasta, quizá, episodios donde pudiera superar los 15 pesos.