Esta es la quinta vez que un Papa visita las Naciones Unidas. (EFE)
El Papa Francisco denunció ayer en su discurso pronunciado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, que muchas sociedades padecen una guerra silenciosa con millones de víctimas, que ha sido asumida y pobremente combatida: el narcotráfico.
"El narcotráfico (...) va acompañado de la trata de personas, del lavado de activos, del tráfico de armas, de la explotación infantil y de otras formas de corrupción".
Esta última ha penetrado los distintos niveles de la vida social, política, militar, artística y religiosa, "generando, en muchos casos, una estructura paralela que pone en riesgo la credibilidad de nuestras instituciones", dijo en su mensaje pronunciado en español.
El Papa apremió a pasar del "declaracionismo" tranquilizador de conciencias a una voluntad efectiva para combatir los grandes flagelos de la humanidad.
Llamó a dar pasos concretos contra la exclusión social, el comercio de órganos, explotación sexual de niños y niñas, trabajo esclavista, incluyendo la prostitución, tráfico de drogas y de armas, terrorismo y crimen internacional organizado.
Denunció la proliferación de las armas, especialmente las de destrucción masiva, y advirtió que la política internacional basada en la amenaza de destrucción mutua hacen de la ONU un fraude, convirtiéndola en lo que llamó "las Naciones Unidas por el miedo y la desconfianza".
Esta es la quinta vez que un Papa visita las Naciones Unidas. Lo hicieron antes Pablo VI en 1965, Juan Pablo II en 1979 y 1995 y el Papa emérito Benedicto XVI en 2008.
