La decisión del Papa Francisco de celebrar una misa en la Basílica de San Pedro para recordar los cien años del genocidio armenio rompió un tabú diplomático histórico sobre una matanza que Turquía ha intentado, por años, minimizar.
El recuerdo de las masacres de 1915, con un millón y medio de cristianos muertos, llegará por primera vez al templo más importante de la cristiandad gracias a una ceremonia formal según el rito católico-armenio, prevista para el domingo. Es el definitivo reconocimiento a episodios largamente discutidos a nivel internacional, en particular por Turquía cuya política exterior ha sido oponerse de manera férrea al uso de la palabra genocidio.