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PARTICIPACIÓN CIUDADANA 29

EL CIUDADANO QUIERE, PERO NO PUEDE Y EL FUNCIONARIO PUEDE, PERO NO QUIERE

MOISÉS PICAZO SALAZAR

Este cuestionamiento surge porque una gran cantidad de ciudadanos quiere hacer algo por su comunidad y se topa con que no sabe que, ni cómo hacerlo y a esto se agrega el adoctrinamiento a que nos han sometido desde tiempos inmemoriales, recordemos al Marqués de la Croix, Capitán General de la Nueva España y Virrey de la misma “De una vez y para lo venidero deben saber los súbditos que nacieron para callar y obedecer y no para discutir y opinar de los altos asuntos de gobierno. Bando 25 de junio de 1767” -ya casi 250 años…- y nos quedó para siempre grabado en nuestro cerebro, pero aún peor, lo han reforzado todos los regímenes posteriores, tan es así que cuando alguien llega a tener un hueso, perdón un puesto público, lo vemos como el jefe, el mero mero, el que manda, amo y señor de todo y de todos, etcétera.

Nos han educado tan bien que siempre usamos eufemismos para no ofender. En realidad son palabras “políticamente correctas” que ponemos para no decirles a las cosas por su nombre, por ejemplo al policía o agente de tránsito les decimos “oficiales” a los autos ilegales les decimos “chocolates” o a veces nos atrevemos a decirles “chuecos”, los aumentos que nos recetan en las alzas de impuestos le llamamos “ajustes” o “gasolinazos” y también hemos puesto nuestro granito de arena últimamente, parece que ya llegamos al ”top ten” internacional por ejemplo “moreirazo” en lugar demegadeuda, “mordida” en lugar de soborno, etcétera.

Debemos dar un “click” para reiniciar nuestra mentalidad y pasar de simples habitantes y siervos a verdaderos ciudadanos, así como educar a los políticos que aspiran a un puesto público y por lo consiguiente se convierten en entes públicos, servidores nuestros y que se acostumbren que son mandatarios y nosotros los ciudadanos los mandantes, es decir, los que mandamos y ellos nos tienen que obedecer y rendir cuentas a nosotros, nosotros que los contratamos y les pagamos sus muy generosos sueldos.

Al igual que toda la información que manejan es pública o sea de nosotros los ciudadanos y el dinero que se gastan es nuestro, de los impuestos que pagamos al comprar un refresco, ropa, comida, “chatarra”, etcétera, por lo que nos deben rendir cuentas de todo y cada una de las actividades que llevan a cabo.

Nos tienen tan bien educados, por no decir programados, que muchas personas no quieren ni siquiera oír de política, pues han convencido a todos y sobre todo a los que sí piensan, que política y lo peor son los mismo, como dice la columna de Catón “De política y cosas peores”.

Veamos parte de una simple definición del estilo Wikipedia pues no es cuestión de pontificar ni de ninguna tesis doctoral:

La política… (civil, relativo al ordenamiento de la ciudad o los asuntos del ciudadano) es una rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por mujeres y hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva. Es un quehacer ordenado al bien común. …Siguiendo con esta definición la política es el ejercicio del poder que busca un fin trascendente. Ésta promueve la participación ciudadana ya que posee la capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para promover el bien común.

Desde el siglo V a. de C. que se popularizó con la la obra de Aristóteles “Política”, se puede tener la seguridad de que en ninguna obra o tratado se le da la connotación de política a la mexicana, ahí les van una cuantas muestras de lo que no deber ser la verdadera política:

“Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, “El que no transa no avanza”, “Haga obras, pues de la obra lo que sobra”, “La corrupción somos todos” “La moral es un árbol que da moras”, el robo de los fondos públicos, se le llama “Peculado” (y es un delito no grave, es decir invitación a robar, etcétera, etcétera.

Por todo lo anterior los ciudadanos debemos reeducarnos y quitarnos todas esas telarañas que nos han metido en el cerebro para que dejemos de ser unos simples habitantes pasivos y a partir de ahí educar a todo el que ocupe un puesto público, para ejerza la verdadera política, o sea promover el bien común y que cada actor en la vida de la sociedad civil tome su verdadero papel: nosotros los ciudadanos seamos los soberanos y mandantes y los funcionarios sean los mandatarios y servidores públicos.

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