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Pavimento caro

No hagas cosas buenas…

ENRIQUE IRAZOQUI

Es ya oficial, las lluvias en este mes en el país han sido las más copiosas en 70 años, lo ha confirmado el Servicio Meteorológico Nacional. En más de 70 años que tiene registro esta institución, estos días superan ampliamente la marca máxima registrada, la del año 1983.

La cantidad de agua que ha caído en estas fechas por supuesto que trae consecuencias para la vida, tanto de las ciudades como en el campo. Las urbes mexicanas, como todo en este país, observan carencias en su infraestructura que con cualquier eventualidad de este tipo aparecen grandes encharcamientos que desquician el tráfico. Los cortes en el suministro eléctrico es otro problema que inevitablemente se presenta cuando ocurren estos fenómenos. Por el lado del campo, la presencia de precipitaciones en fechas inusuales como éstas, trastoca, dificulta, impide y en varias ocasiones daña muchos de los trabajos previos que se realizan dentro de un ciclo agrícola. La actividad pecuaria también se sobresalta. El manejo de los animales en condición estabulada también se complica y en ocasiones genera una caída en los índices de producción.

Este atípico panorama lluvioso de primavera también se está viviendo particularmente en la Comarca Lagunera. Si bien en cierto que este fenómeno es prácticamente generalizado en México, acá en esta tierra el agua siempre es noticia. El desierto polvoso en el que habitamos (en el que muchos nacimos, crecimos y que amamos), la presencia de chubascos siempre viene a modificar el espacio en que vivimos. En el clima, cuando generalmente llueve en julio, agosto o septiembre, las aguas traen un descenso en la temperatura que se convierte en una bocanada de frescura en medio de los asfixiantes veranos que aquí se viven. El aire se humedece y la ordinaria resequedad en el ambiente, al menos por unos pocos días se transforma en uno con mayor porcentaje de agua, y al cual el aparato respiratorio agradece. Claro que el incremento en la humedad relativa hace que en los días posteriores al aguacero se sufra del calor húmedo al que los habitantes de La Laguna no estamos acostumbrados y por ello se padezca un poco más.

Los charcos e inundaciones son cosa común aquí; parece que los municipios jamás nos dotarán de un drenaje pluvial funcional; es una de las carencias perennes que aquí se tienen. Eso difícilmente cambiará. Evidentemente el pavimento se daña y los baches aparecen a lo largo y ancho de toda la ciudad. Sin embargo, no recuerdo que tres días de lluvia como los que acabamos de vivir hayan generado tal magnitud de pérdidas en la carpeta asfáltica como ha ocurrido en esta ocasión.

Quizá se deba a la temporada en la que ha ocurrido. El oriente y sur de Torreón es de antemano el que siempre se inunda, pero los baches y oquedades que ahora han surgido no tienen precedente reciente.

El bulevar Independencia, arteria principal de Torreón, es ahora un camino vecinal de muchos carriles. La situación es caótica. Gómez Palacio y Lerdo están también deshechos en este tema, pero si en esas ciudades ni policía pueden tener, ya qué se puede esperar.

Aquí entonces surge la gran pregunta: ¿por qué tanto daño si hubo programas como El Bacheador del Gobierno del Estado o el Cero Baches del Municipio de Torreón? ¿Para qué este gasto, si vemos el nivel de daño que se ha tenido en esta ocasión? Grave es la situación, quizá es tiempo para que el alcalde Miguel Riquelme decida de una vez aunque sea en las rúas principales, tomar otras medidas para que la ciudad no sufra como ahora. El pavimento hidráulico quizá puede ser una opción, que aunque es más oneroso, tal vez nuestro presidente pueda preguntarle a los vecinos de la ciudad de Durango cómo se le hace para tener calles con este tipo de superficie.

Tal vez quizá también pueda sacar la puntada de concesionar el servicio de pavimento como lo hicieron con el alumbrado y hasta hacer ganar decenas de millones a empresarios que "establemente" instalen asfalto o concreto de mejor calidad, no como el que ahora ha sido destruido, pero que al menos se tenga un pavimento, como tendremos alumbrando, bueno, aunque caro.

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