Muchos haitianos buscan ganar dólares con estos combates.
Las peleas de gallos son un pasatiempo popular en Haití, donde los combates semanales atraen a un buen número de espectadores ansiosos por algo de emoción y por la promesa de una gran recompensa económica.
Este deporte con siglos de antigüedad, en el que se enfrentan dos gallos en combates que suelen terminar con la muerte de uno de ellos, está vilipendiado en Estados Unidos, donde es ilegal. Pero es una actividad entre los haitianos, especialmente en los vecindarios más humildes y en zonas rurales del país más pobre del hemisferio.
Sus aficionados lo defienden alegando que es parte de la cultura de la isla.
En la sala de peleas Route Freres, en Petionville, jaulas para gallos de fabricación casera incluyen el lema en francés: "Si necesita el respeto de la gente, primero tiene que respetarse a usted mismo".
En la arena Morne Hercule, los hombres gritan sus apuestas y lanzan billetes mientras los gallos se preparan para luchar.
Las peleas de gallos forman parte de una cultura del juego que incluye la lidia de toros.