Pesimista es un optimista bien informado
Esta semana, opto por la conjetura más allá de la coyuntura.
Los mexicanos hemos dejado de creer en los políticos; estamos hundidos en el pantano de la incredulidad y la desconfianza; padecemos una crisis de dimensiones históricas.
"La patria se desmorona", sentencia el escritor Fernando del Paso… algo se ha roto sin remedio.
La primavera de las reformas estructurales ha quedado congelada entre el desasosiego, la incertidumbre y el escándalo.
Tres golpes han sido brutales, cortocontundentes y punzocortantes.
Uno, la matanza de 22 probables delincuentes jóvenes, en Tlatlaya, cometida a sangre fría por manos militares, y el fallido ocultamiento deliberado de los asesinatos por parte de la Defensa Nacional y los gobiernos federal y del Estado de México… hasta que la prensa extranjera exhibió la verdad de lo ocurrido.
Dos, el secuestro, tortura, muerte y desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, perpetrada por sicarios impunes coludidos con autoridades municipales; la noche trágica de Iguala hoy cumple seis meses, y el clamor contra la barbarie aún es una ola gigantesca de rechazo que une a México en el dolor.
Tres, lo peor para la imagen del Presidente de la República han sido los escándalos por los negocios inmobiliarios tanto de su esposa como del secretario de Hacienda -y él mismo-, quienes se hicieron de casas en Las Lomas, Malinalco e Ixtapan de la Sal con grandes facilidades, gracias a los favores de dos contratistas consentidos del gobierno. El escándalo sacó del infierno al viejo demonio del sospechosísmo.
"Estamos en los albores de una revolución moral. Hay una gran frustración, una gran confusión y un gran desánimo… y el centro de todo ello es la corrupción, el conflicto de interés", lamenta el escritor e intelectual Héctor Aguilar Camín.
"Los mexicanos estamos disgustados, desolados, hartos, decepcionados, desesperados; hay una grave crisis" afirma, en su juicio, María Amparo Casar, analista y catedrática política.
Añada usted a todo esto el maremoto que estremece la economía por el desplome de los petroprecios. El Presidente -acorralado- anuncia un golpe de timón para evitar el naufragio del país; un rediseño total del presupuesto del año entrante. Hacienda afila tijeras para administrar la pobreza… para hacer más con mucho menos.
… y el presumido mito de Mover a México se esfuma; el presente nos vuelve al pasado… y aleja el futuro.
EL MONJE LOCO sufre, se indigna… y tiembla de miedo.
@JoseCardenas1 | josecardenas@mac.com | www.josecardenas.com