Rubén Espinoza Becerril, fotógrafo de la Agencia AVC Noticias y corresponsal en Veracruz de la agencia Cuartoscuro y de la revisa Proceso fue encontrado muerto, asesinado a balazos, y con signos de tortura en un departamento de la colonia Narvarte de la Ciudad de México. Se reportó su desaparición la noche del viernes 31, el día siguiente fue encontrado su cadáver, junto con el de cuatro mujeres.
Fotorreportero comprometido, se dedicó a cubrir los movimientos sociales de la región. No sólo cubre la nota, les da seguimiento. Es originario de la Ciudad de México y ha trabajado desde hace 8 años en Veracruz en diferentes medios.
Para ilustrar el estilo personal de ejercer su profesión, diversas fuentes cuentan que el 20 de noviembre de 2012 cubre el desfile en Veracruz, que preside el gobernador Javier Duarte. A los periodistas se les ha reservado un lugar marginal y oblicuo desde donde hacer su trabajo. Al momento de estar buscando un mejor ángulo para hacer sus placas, unos estudiantes aparecen con una manta que dice. "Duarte, el pueblo te tiene en la mira", se quieren hacer lugar. Uno de ellos se acerca y le dice que los están golpeando. Rubén cubre el hecho, hace muchas tomas para su trabajo. Un policía vestido de civil lo zarandea del cuello y le dice que deje de tomar fotos, si acaso no quiere terminar como Regina Martínez, también periodista de Proceso asesinada en abril de 2012. En ese momento, unas mujeres salen de un super cercano captan la amenaza, gritan con desesperación. Anarquía y caos son la marca. Todo esto lo narra él en una entrevista muy amplia que le hace el Portal Informativo Sin Embargo. Ese es su estilo: sencillo, natural, decidido.
El equipo del semanario Proceso, eligió para su número 1946 de febrero de 2014 una foto de su autoría donde aparece Javier Duarte. El fotógrafo capta con la lente de la cámara lo que ojo a simple vista no ve. El gobernador de Veracruz camina con una gorra de policía y en una foto de perfil aparece como es: megalómano, ocupando, casi desbordando, la totalidad del espacio de la imagen. Su mirada escupe odio, rencor, venganza.
Su necedad a aceptar que las cosas no pueden ser de otra manera le llevó a emprender una campaña permanente para denunciar el asesinato de periodistas en su estado. En Veracruz 12 periodistas eliminados, con él 13, desde que inicio el gobierno de Duarte. En octubre de 2013 hace un viaje a la Ciudad de México para reunirse con el gremio periodístico para hacer saber la situación en su estado. Logra que el colectivo FotorreporterosMx se manifieste con los ojos vendados frente a la casa de representación del estado de Veracruz.
Se vuelve incómodo y es perseguido. El acoso se recrudece, sus pasos, encuentros y actividades son seguidas cada vez más de cerca, es observado, fotografiado, hostigado. La situación se hace insostenible, hace dos meses, a principios de junio, se va a vivir a la Ciudad de México, exiliado. Hasta allá lo alcanzó la muerte.
El periodismo es, o debería ser, el micrófono de todas voces que constituyen con su pluralidad a la sociedad en su conjunto. Incluye por supuesto a aquellas que tienen su propia perspectiva, que no necesariamente coincide con la postura hegemónica.
Manotazos contundentes, en lugar de argumentos razonables, son apenas la punta del iceberg de un sistema corrompido en sí mismo, destruido totalmente por dentro y sin perspectivas de evolución. Más de 80 comunicadores han sido asesinados en México. Nuestro país es uno de los lugares más peligrosos para ejercer el periodismo.
Las señales que hemos visto en los últimos años así lo demuestran. Nosotros tenemos por ahora, por lo menos, dos caminos: la ley y la participación. Periodistas muertos en la más completa impunidad. No hay detenidos, no hay culpables, no hay investigaciones. El proceso señala una serie de omisiones, huecos, alianzas y complicidades.
La participación social organizada tiene que cubrir esas fracturas. No podemos permanecer como espectadores de la propia debacle. La primera victoria será contra nosotros mismos. Se nos ha enseñado a esperar que las soluciones lleguen desde fuera o de arriba. El momento nos reclama, estaremos a la altura.
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