Don Alberto Ruiz Vela, de pie, junto a un fragmento del mural que pintó en el Hotel Hilton de la Ciudad de México, y del que hablaré en el próximo artículo.
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PERSONAJES IMPORTANTES EN EL DESARROLLO Y PROGRESO DE TORREÓN: DON ALBERTO RUIZ VELA, PINTOR MURALISTA DE FAMA INTERNACIONAL.
Continuando con la vida de Ruiz Vela: En 1942, se fue a la Ciudad de México. Para narrar esta parte de su vida, transcribiré algunos párrafos del artículo periodístico publicado en El Siglo de Torreón, por el periodista don José de la Parra, el 27 de diciembre de 1953, y dice así:
"...Trabajando en LAMSA, Ruiz Vela tuvo la oportunidad de conocer y tratar a algunos ases de la torería y cuyas figuras le eran bien conocidas a través de las estampas de RUANO LLOPIS... y trabó amistad con el "AHIJAO DEL MATADERO"; le hizo ciertas confidencias, le hizo conocer sus ambiciones y el ahijao le alentó, y en agosto de 1942, Ruiz Vela tomó una resolución y escribió al propio Ruano Llopis, haciéndole conocer sus más caros anhelos de estudiar y aprender a su lado...".
"El maestro contestó ofreciéndole compartir con él su saber... pero nada más!... Ninguna ayuda económica y lo arriesgó todo, tomó sus pobres y escuálidas alforjas, las colocó sobre sus hombros, fuertes por sus ansias de aprender, y se dirigió a México, un día del mes de octubre de 1942...".
"ANTE EL MAESTRO RUANO LLOPIS. Llegó a la capital sin conocer a nadie, pese a que en ella había nacido y se presentó en el estudio del maestro". Trémulo por la emoción y fascinado por la admiración y respeto que aquel hombre le inspiraba, le hizo conocer sus grandes ambiciones y sus esperanzas, pidiéndole lo admitiera como su alumno. Ruano Llopis con toda franqueza le pintó la realidad y la situación en que iba a encontrarse; esto es que, a la par que se dedicaba al estudio, tendría que trabajar en alguna forma, pues el maestro no estaba en condiciones de ayudarlo económicamente. Y aceptó, tal cosa no debía arredrarlo; al contrario, parecía que los obstáculos eran un incentivo más para sus aspiraciones:
"Cópielos, entregándole unos doscientos apuntes suyos, si no me gustan sus copias, será mejor que se regrese a su casa. Nada contestó el presunto discípulo... Tomó aquellos dibujos y a los cuatro días volvió con el maestro mostrándole su trabajo realizado. Los contempló Ruano Llopis, y devolviéndoselos, le dijo sencillamente: -Puede quedarse en el estudio...!".
"...Entró a trabajar como velador en la compañía de teléfonos Ericson. Ya tenía trabajo y casa, un techo donde abrigarse...".
"...Ruano Llopis lo inició en el arte taurino. Le explicó diversas suertes y puso a su disposición una valiosa biblioteca taurómaca, en la que había libros escritos por el mismo Ruano".
"LA SORPRESA MÁS GRANDE DE SU VIDA: Ruiz Vela, que se había convertido en el discípulo predilecto del maestro, recibió la más grata sorpresa que le diera el mismo Ruano, como un premio a sus sacrificios y a su perseverancia en el estudio... Ruiz Vela lo recuerda con emoción. Fue un domingo por la mañana cuando Ruiz Vela compró un ejemplar del periódico "LA LIDIA", que no había hecho antes, por falta de dinero, y al abrirlo por el centro, vio con admiración y enorme satisfacción que las dos planas estaban ocupadas POR APUNTES SUYOS... amén de su retrato y una breve reseña de su personalidad...".
Ruiz Vela aprendió del maestro Llopis el complejo arte de pintar "TORERÍAS", logró aprender todos los secretos del arte pictórico taurino.
En la plática que tuve con Ruiz Vela, me dijo, que también estudió muralismo con Diego Rivera por algún tiempo, al igual que con JOSÉ CLEMENTE OROZCO.
RUIZ VELA REGRESÓ A TORREÓN: En 1945, regresó a Torreón donde comenzó a trabajar en EL SIGLO DE TORREÓN, donde realizaba viñetas para diversos trabajos periodísticos, con excelentes ilustraciones pictóricas.
Ya en el artículo anterior, comenté lo de su matrimonio en 1947 y para el próximo artículo hablaremos sobre sus éxitos en los Estados Unidos de Norteamérica.
