El discernimiento es muy importante en la actuación humana. Es la acción propia de la conciencia por la cual decide, después de haber hecho un análisis de las diversas opciones y circunstancias. En el caso de las elecciones del próximo domingo la decisión es importante y discernir la mejor opción se convierte para todos nosotros en una tarea que requiere una reflexión profunda, ya que están en juego cosas trascendentales para nuestro país, para nuestra región, para nuestra familia y para nosotros mismos.
Se trata de poner en el "cernidor", como se hace con la harina cuando se prepara un pastel (de ahí la palabra "discernir"), todos los elementos que se requiere analizar y tomarse el tiempo para meditar las consecuencias de nuestra acción, de acuerdo a criterios dignos de nuestro ser de personas: El bien común, el futuro para nuestros hijos, la superación de las injusticias, el respeto de los Derechos Humanos, el progreso del país, u otros similares, en vez de guiarnos en nuestra decisión por criterios egoístas, manipulados, superficiales, de beneficio económico inmediato, por miedo o cualquier otro motivo no válido, que posteriormente nos reclamaría no sólo nuestra conciencia, sino todos aquellos que serán perjudicados a causa de una mala elección.
Es cierto que con los salarios indignos del hombre, la vivienda carente de servicios elementales, explotados de diversas maneras, viviendo en la más total inseguridad, apenas se tienen ocasión de actuar libre y responsablemente, de promover su nivel de vida y de participar en la vida social y política; pero precisamente por eso son necesarias las reformas que tengan por fin, el mejoramiento de las condiciones laborales y la remuneraciones, el aumento de la seguridad, el estímulo en la iniciativa en el trabajo y la promoción de la justicia social y la elección de los legisladores es fundamental. Para combatir la partidocracia hay que inventar formas de democracia moderna, no solamente dando a cada hombre la posibilidad de informarse y de expresar su opinión, sino de comprometerse en una responsabilidad común. La dictadura perfecta en la que un club de partidos utilizan a los demás como meros instrumentos, contradicen la dignidad humana y la finalidad de la autoridad pública.
Democracia significa una firme opción en favor de la igualdad de las personas y en la manera de lo posible, de oportunidades iguales de participación. Aunque sabemos que mayoría democrática no es sinónimo de derecho infalible, el espíritu democrático exige lealtad a las decisiones tomadas por mayoría; obliga a realizar esfuerzos honestos para lograr un nuevo consenso y los cambios que éste requiera. El pluralismo no es antagonismo, sino una forma de complementariedad, de cooperación constructiva que garantice las mejores soluciones posibles. La democracia requiere que todos los ciudadanos crezcan en la decisión y discernimiento morales. La democracia hay que mejorarla y renovarla constantemente a través del desarrollo integral y los esfuerzos conjuntos de manera que se busque más los principios básicos de la democracia que de alcanzar la victoria en la lucha por el poder. Un ciudadano maduro jamás traicionará su conciencia, pero estará dispuesto a trabajar dentro de estructuras imperfectas para lograr otras mejores. La elección es sólo una parte de lo que es la participación activa y la corresponsabilidad en la totalidad de la vida social, económica y cultural.
Las elecciones son un derecho básico y una responsabilidad y no va a ser mejor nuestro sistema político si no son mejores sus representantes. Discernir no es fácil, el sistema no garantiza automáticamente que el que tiene la mayoría sea el mejor legislador. Es permanente la exigencia moral a realizar esfuerzos en esa dirección. Los criterios seguidos por un ciudadano a la hora de ejercitar su obligación de elegir, en la elección de candidatos, a la hora de apoyar o criticar sus programas o criticar sus resultados son un test de la calidad de su conciencia y de su capacidad de discernir. Abstenerse de votar no es bueno, pero tal vez es peor hacerlo sin un juicio bien formado y consciente. La realidad nueva y cambiante y la situación actual de la política exigen un constante y sabio discernimiento basado en el amor que me ayude a encontrar lo mejor en medio de tantas cosas nuevas y viejas. No es sólo decidir lo correcto entre varias opciones, sino decidir en libertad buscando la mejor manera de realizar mi ser y plenitud personal y social. Visión amplia que no busca sólo una receta para decidir, sino una búsqueda que nos lleve a la excelencia de nuestra vocación. No es una elección caprichosa o individualista; tampoco es válida para todos. Cada quien tiene sus propias circunstancias que le harán discernir en forma diversa sin que uno u otro estén necesariamente equivocados, pero tendrá que basarse en una recta comprensión de la persona, de la libertad, de la responsabilidad, iluminados por la experiencia del amor auténtico. La dificultad en el discernir proviene de saber unir elementos externos (como la situación del país, la ideología del partido y las cualidades del candidato), con elementos internos que brotan de un profundo conocimiento de la interioridad humana que lleve a una valoración madura y completa, que se comprometa a nivel íntimo en elecciones importantes, pues implican factores de importancia vital.
No será fácil; el "cernidor" deberá contener información y conocimientos objetivos muy claros, actualizados, mezclados con virtudes, religión, y hasta experiencias y fuerzas espirituales. Deberá formar su conciencia dialogando para confrontarla con otras (conciencia viene de "cum scire": Conocer con). Necesita espacios de discusión, pero también de reflexión y hasta de oración. ¿Seremos capaces de ver la trascendencia de votar? ¿De discernir y tomar opciones de participación? ¿Seremos lo suficientemente maduros? O al contrario ¿Tomaremos decisiones como los ignorantes y estúpidos que necesitan ser guiados?
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