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PIÉNSALE, PIÉNSALE

La propia misión

ARTURO MACÍAS PEDROZA

Hacer Patria es hacernos a nosotros mismos. La celebración del "Mes de la Patria" que estamos por comenzar el próximo martes, puede ayudarnos a hacer conciencia de nuestra propia misión que continúa la obra de construcción del México justo y solidario que iniciaron nuestros antepasados.

Hay un modo desviado de entender la vida y la acción humana y que contradice la realidad hasta dañarla. "El hombre moderno no está preparado para utilizar el poder con acierto, porque el inmenso crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad y valores" (Papa Francisco Laudato Sii n. 105). Al recordar cada mexicano a su familia de origen, a sus amigos, a su ser y quehacer, a todas esas personas que han coloreado nuestra historia no sólo en momentos de guerra, sino sobre todo en la larga historia de construcción de este país polícromo y de filigrana, retumba en la conciencia de cada uno de nosotros la súplica de nuestra tierra que nos reclama dar nuestras pinceladas para engalanarse como pueblerina en domingo.

Este apelo se hace más imperioso todavía, ante este mosaico rico y milenario que formamos; policromía de culturas mágicamente integrado, que la pátina del tiempo ha ensombrecido y que exigen hacerlas de nuevo refulgir, como pueblo brillante cuya misión es el seguir iluminando al mundo. Esta exigencia de encenderse con nuevos resplandores, le viene no sólo por la lógica necesidad del frescor de la renovación continua, sino, sobre todo, porque la coyuntura histórica extraordinaria reclama nuestra acción, invita a colorear las estructuras nuevas de una nueva época que, por ser nueva, es aún oscura, indefinida y gris; porque existen incluso factores que ensombrecen con las tinieblas del error, de la mentira, de la corrupción y de la muerte, que necesitan ser descubiertos, develados, ante la luz de la verdad y los valores.

El inicio del nuevo ciclo escolar y los cambios en el gabinete nos hacen también dirigir los focos de atención a nuestros hijos y en la urgente necesidad de formarlos para ser el futuro México. La formación que les demos para responder a los desafíos neo-epocales, es parte importante de nuestra tarea de constructores de esta gran nación.

Los medios de comunicación, en vez de comunicar están siendo evasores de la realidad separando a los cercanos sin acercarnos realmente a los lejanos; invade y roba nuestro tiempo que era para estar con el otro y con nosotros mismos. Nos vacía o nos llena de errores o de basura intelectual o superficial; deja vacía nuestra necesidad de relación. ¿Qué hijos estamos formando?

El hombre es verdaderamente original; tiene conciencia de sí mismo y es conciente de sus actos; es responsable. Su propia existencia es una llamada que exige respuesta; responsabilidad. Los demás seres del universo que son literalmente "irresponsables", el hombre más que ser concluso, terminado, definitivamente hecho, es más bien proyecto de ser y es consciente de irse haciendo; es artífice de su propio destino. Tiene el derecho y el deber de ir labrando su propio ser ininterrumpidamente labrando su propia persona, convirtiéndola en personalidad. Aquí radica el singular privilegio del hombre y aquí radica su condición dramática, porque tiene el derecho y el deber de hacerse y la posibilidad de deshacerse. De aquí que el hombre sea radical incertidumbre e inseguridad. Su vida no es necesariamente progreso, evolución conquista de libertad; puede ser también retroceso, fracaso existencial e incluso degradación.

El hombre es por su misma naturaleza emprendedor, en esta Comarca Lagunera somos guerreros vencedores del desierto. La vida del hombre es una empresa: La empresa de ser persona. Tiene la misión gloriosa y comprometida; privilegio y riesgo de emprender su propia realización personal como una tarea insoslayable. Es éste su primer quehacer, su primordial tarea y la cumple en la medida en que se ejercita y se perfecciona en su inteligencia y su voluntad que son sus dos facultades de relación por las que sale de si mismo a los demás.

A lo largo de los siglos hemos realizado grandes avances en las ciencias empíricas y en las artes técnicas y laborales; hemos tenido éxitos extraordinarios en la investigación y en el dominio del mundo material. Sin embargo, ha buscado y encontrado siempre una verdad más profunda, pues la inteligencia no se limita sólo a los fenómenos, sino que es capaz de alcanzar con verdadera certeza la realidad inteligible. Nuestra Patria la construimos con la responsabilidad de cada uno, de igual forma y con ello, construimos también nuestra familia, comunidad y grupo; nuestra ciudad, nuestra Comarca y nuestro país. Mejoraremos nuestro México en la medida en que construimos nuestro "ser". Conocer quien soy, con qué cuento como persona miembro de la sociedad y que aporto a los demás. Construir mi patria desde mi persona y en búsqueda de plenitud me lleva a ser constructor de un México mejor, una sociedad solidaria y sobre todo personalidades plenamente realizadas. Desde lo profundo de lo que somos compartiremos lo positivo, compartiremos una sonrisa, una acogida, un servicio, nuestros bienes y anhelos, como en 1810. Luchar unidos es el camino para construir un país donde se atienda a los pobres y se busque la justa distribución de las riquezas.

El máximo crecimiento del hombre trasciende las fronteras de este mundo situándose al lado de Dios. Como dice san Juan de la Cruz: "Somos dioses por participación", la vocación de México tiene también aspiraciones de eternidad.

piensalepiensale@hotmail.com

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