Gómez Palacio y Lerdo Violencia Gómez Palacio Buen Fin Gómez Palacio

PIÉNSALE, PIÉNSALE

-¿consumismo

ARTURO MACÍAS PEDROZA

La Navidad comercial contribuye a tener atrapados a muchos en el consumismo que esclaviza, creando ficticias necesidades nunca satisfechas...

...esclavizados por la vorágine del sistema económico que se reduce a una lógica irracional: producir, comprar, tirar, producir, comprar, tirar… en una cadena que desgasta al hombre y al planeta. El consumir por consumir hace esclavos de deudas a largo plazo, salarios que no compran nada, provocan luchas encarnizadas para tratar de tener más, acumular ilimitadamente.

Sistema suicida que sin embargo se resiste a morir, sostenido por poderes económicos y políticos nacionales e internacionales que sirven a esta cruel ideología neoliberal generadora de pobres al por mayor, de excluidos, de violencia e injusticia. Controlado por unos cuantos que manejan la economía, la política, las leyes y los medios de comunicación.

Para muchos, esta época puede ser también la oportunidad de olvidar la problemática socio-política; evadirse por un tiempo, antes de regresar en enero a continuar con la realidad social política y económica cada vez más crítica. Las fiestas y reuniones anestesian en esta temporada para poder seguir insensibles, dormidos, inamovibles, ante poderosos y corruptos sistemas que parecen invencibles (eso nos han hecho creer). De esa manera con el voto de unos pocos y la apatía de muchos, de nuevo vendrá la repartición de los recursos de la Comarca y de los comarcanos entre los mismos de siempre, deteniendo y hasta retrasando el progreso de la Comarca Lagunera.

Así la Navidad comercial o de evasión, es sólo una herramienta más para el consumismo y un opio para el pueblo. El año venidero sufriremos la vorágine de las campañas de políticos que, después de haber dispendiado en estas navidades el dinero del pueblo en escandalosas fiestas y desproporcionados aguinaldos, ya se frotan las manos para repartir el pastel y seguir tomando los recursos de todos sin ningún interés por el bien común, sin eficiencia, sin transparencia y con mucha corrupción, apoyados en la ignorancia y apatía de la población.

Pero hay una tercera manera de vivir la Navidad, alimentada por una auténtica celebración que alienta una auténtica esperanza. No las esperanzas humanas ahora en crisis por los resultados de la historia: La libertad, al avanzar, hace descubrir nuevas esclavitudes; el bienestar que, al extenderse revela miserias más degradantes; la justicia que revela más inequidades aún existentes; los diversos mesías que se sustituyen unos a otros y hasta se contradicen. La Navidad auténtica es la llamada incesante a algo siempre mayor, precisamente porque está siempre "más allá" y pone en su justa dimensión las esperanzas humanas y al mismo tiempo las impulsa. Por eso el único y verdadero mesías es el Hijo de Dios encarnado que puede en realidad llevar a plenitud esas esperanzas y de una manera nunca imaginada.

Celebramos al Emanuel, en el Niño Dios, en quien encuentra su cumplimiento todo afán y todo anhelo del corazón humano. La alegría del amor, la respuesta al drama del sufrimiento, que anuncian la victoria de la vida ante el vacío de la muerte, todo tiene su cumplimiento en el misterio de su Encarnación, de su hacerse hombre, de su compartir con nosotros la debilidad humana para transformarla con su poder. Aquí esta nuestro Dios, que viene a ayudarnos a fraguar nuestra Región Lagunera.

"El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz". En estos días de Navidad, podemos superar el consumismo y la evasión de nuestro compromiso social para reconocer en el nacimiento del un pequeño niño, esta gran luz: "María dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada".

Cada año nacen millones de niños, entonces ¿por qué acordarnos particularmente de este nacimiento, del nacimiento de Jesús, hijo de María y José? Porque "les ha nacido un Salvador…" Este nacimiento es una buena noticia, una gran alegría para nosotros. La navidad es una renovada confianza en la posibilidad del restablecimiento de la paz y la justicia, que se extiende más allá de una dimensión individual y espiritual, expresándose también en el bien común y en la paz social. La navidad no sólo es un suceso pasado, sino que es un misterio vivo presente y actual, capaz de transformar la historia humana.

La encarnación del Hijo eterno de Dios, da como resultado una acción benéfica y continua de Dios dentro de la historia humana, que implica a todos los seres de la naturaleza y a todas las personas en su condición espiritual, moral y física; individualmente y como pueblos. Celebramos la reconstrucción de la humanidad que Dios realiza por medio de su Hijo Jesucristo -cuyo nacimiento conmemoramos en estas Fiestas de la Navidad- Al pueblo que vive sin ánimo ni esperanza, cautivo por los poderes nacionales e internacionales, Dios ofrece no sólo un recuerdo romántico sino una reconstrucción de las ciudades y de los ciudadanos.

Dios se interesa de la triste condición de violencia que viven los desvalidos y por eso el gozo ante la llegada del Salvador al mundo y la confianza en el poder de Dios para cambiar el rumbo de una historia que les era adversa. "A Dios le interesa que las estructuras no sean dirigidas por mafias de soberbios codiciosos que planean estrategias políticas y económicas, que causan opresión y exclusión de seres humanos; muerte por la miseria y el hambre, por las guerras que destruyen poblaciones enteras y por la devastación del medio ambiente, base del sustento de la vida en el planeta, sino que sean justas". (Fray Raúl Vera, Mensaje de Navidad 2013).

Leer más de Gómez Palacio y Lerdo

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Gómez Palacio y Lerdo

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1180776

elsiglo.mx