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Planeta Vivo

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Planeta Vivo es el nombre del Informe que en bianualmente elabora World Wildlife Fund (WWF), conocido como Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza, uno de los organismos internacionales más importantes que desde mediados del siglo pasado realizan acciones para la protección y cuidado de los ecosistemas naturales y la biodiversidad del planeta.

En 2014, WWF publicó la décima edición del Informe en el que documenta el estudio del planeta, su biodiversidad, los ecosistemas y la demanda de los recursos naturales de la humanidad, y lo que representa para ella. Se basa en el Índice de Planeta Vivo (IPV) que considera las tendencias que presentan 10,380 poblaciones de 3,038 especies de mamíferos, peces, aves, reptiles anfibios en diferentes regiones del mundo.

Preocupa el dato que el Informe presenta sobre el 52 % en la disminución de las poblaciones de biodiversidad a nivel global durante el período de 1970-2010, es decir, en tan sólo 40 años se perdió la mitad de las especies de flora y fauna conocidas, siendo hasta ahora la principal causa de esta desafortunada situación la pérdida de hábitats derivada de la expansión de las actividades humanas, a la que en el futuro se agregarán los efectos del cambio climático.

Este fenómeno se presenta en las diferentes regiones del planeta, destacando las tropicales donde ha disminuido el 56 % de 3,811 poblaciones de 1,638 especies, situación que se agrava en América Latina donde ha disminuido en un 83 %. El IPV de las poblaciones terrestres ha descendido en un 39 %, derivado principalmente a las actividades agrícolas, la urbanización de las ciudades y la producción de energía; en las poblaciones de agua dulce el caso es más grave puesto que bajó un 76 %, provocado por la fragmentación y pérdida de hábitats, la contaminación y presencia de especies invasoras.

Como lo expresa Marco Lambertini, director general de WWF, al ignorar esta disminución estamos perdiendo las formas de vida que constituyen el tejido de los ecosistemas que sustentan la vida en la tierra y, con ello, comprometiendo nuestro futuro ya que tomamos de la naturaleza más de lo que ésta puede reponer, siendo difícil tener una actitud positiva hacia el futuro.

Según estimaciones señaladas en el Informe, al agotar nuestro capital natural de la forma en que venimos haciéndolo, talamos árboles a mayor velocidad que el tiempo requerido para que los que se repongan maduren, pescamos más peces que los que los océanos puedan reponer o emitimos más CO2 a la atmósfera del que los océanos y bosques absorben, y con ello provocamos un reducción en cantidad de recursos y acumulamos desechos a tasas mayores que los que se puedan absorber o reciclar.

El asunto, ya indiscutible, pero no claramente perceptible entre los tomadores de decisiones sobre el manejo de los recursos naturales, es que estamos ejerciendo un presión sobre estos provocado en ellos cambios abruptos e irreversibles, de modo tal que vamos cruzando los límites planetarios como sucede con la pérdida de la biodiversidad, el ciclo de nitrógeno y el cambio climático, por lo que al transgredir tales límites afectaremos el bienestar de la humanidad y las posibilidades de satisfacer la demanda de alimentos, agua y energía. En pocas palabras, no hemos sido buenos custodios de nuestro único planeta a la vez de que estamos haciendo inviable el desarrollo económico y social de los países y regiones.

Al respecto, también es indiscutible que las responsabilidades y los retos se distribuyen de manera desigual entre los países y la población; de entrada, los países industrializados que han fincado su desarrollo en el uso de combustibles fósiles como fuente energética son los principales responsables de estas crisis cíclicas y los daños provocados al capital natural, mientras que los países en desarrollo y con poblaciones más pauperizadas tienen menores capacidades financieras, tecnológicas y humanas para enfrentar los retos que implica revertir las tendencias desfavorables de daño a la naturaleza y en el mejoramiento de la calidad de vida de su gente.

Ante esta grave situación, WWF propone grandes directrices y se involucra en acciones orientadas a proteger el capital natural (entre otras formas, mediante la ampliación de las áreas naturales protegidas y conservando las existentes), mejorar la forma de producir (sobre todo alimentos, como es el caso de la agricultura orgánica, usando energías renovables), realizar un consumo inteligente (sobre todo sustentables), reorientar los flujos financieros (destinar mayores recursos monetarios a las anteriores medidas) y compartir los recursos naturales de manera más equitativa (disminuir la desigualdad social que tiene en la pobreza, sin acceso a agua potable o energía a millones de personas en el planeta).

Si bien el Informe Planeta Vivo presenta una visión global del estado de los ecosistemas y la biodiversidad, nos indica que a nivel local debemos considerar la situación que presenta en la toma de decisiones que realicemos cuando utilizamos los recursos que la naturaleza nos provee, por lo que para una población como la que habitamos en esta Región Lagunera resulta indispensable revertir el uso irracional que se da a recursos como el agua dulce, mejorar la calidad del aire atmosférico, los suelos agrícolas y conservar los ecosistemas naturales donde habita la ya reducida biodiversidad que aún tenemos.

Gran reto que tenemos enfrente que nos obliga a involucrarnos como simples ciudadanos en esa toma de decisiones, ya que vemos las limitadas capacidades institucionales para regular el uso de dichos recursos. Esperemos que en este año que inicia avancemos en ello.

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