Siglo Nuevo

Plataformas digitales

Un paso a la libertad

Plataformas digitales

Plataformas digitales

Jorge Espejel Lomas

La música siempre ha sido fundamental para el ser humano, le da sentido a los momentos, hace más triste una despedida y más feliz un encuentro; hace explotar de júbilo o hunde en la más profunda desolación y tal parece que nunca se apagará a pesar de la transición que ha sufrido, dejando atrás entrañables soportes como el vinilo o el casete, sigue propagándose en los oídos de quienes disfrutan transitar la vida con ritmo.

El viaje en el tiempo es posible, la música es el vehículo y no es peligroso. Imaginemos que hurgando rincones inexplorados de una vieja casa encontramos varias cajas que al abrirse revelan un acervo inmenso de vinilos, esos discos enormes y oscuros en los que antaño se solía grabar y escuchar música, el solo verlos remite a un escenario viejo y rústico, como si viajáramos en el tiempo, mientras que un sonido parecido a un carraspeo, como de un gis sobre un pizarrón, comienza a inundar la habitación y también la mente. El sutil y entrañable sonido de una aguja sólo es una percepción de cómo ha pasado el tiempo.

No sería descabellado encontrar en las mismas cajas algunos casetes, pequeñas cajas plásticas de forma rectangular que en algún momento revolucionaron la música haciéndola portátil. La imagen de este instrumento es casi indivisible de esos jóvenes desenfadados con sus audífonos y su infaltable walkman en mano, el cual les permitía reproducir su música en cualquier lugar; un gran avance, un atisbo futurista, una señal que gritaba con claridad que la música y su reproducción estaban en constante evolución.

El casete, sin embargo, tenía algunos defectos, por un lado la baja fidelidad de sonido, y por otro, la dificultad de localizar un tema específico. La búsqueda de una solución a estos defectos desembocaría en la aparición del disco compacto (CD), un objeto ultra delgado y delicado que proveyó un nuevo sonido, rompió con los paradigmas de almacenamiento y reproducción de música. El walkman cedió paso al discman, y aquella incertidumbre se volvió una certeza porque ya se podía elegir la canción que se quisiera en un instante.

LA ERA DIGITAL

El CD es todo un símbolo en la evolución de la música toda vez que es el primer soporte que permite la grabación en formato digital MP3, el cual a su vez ofrece múltiples ventajas, por ejemplo, la practicidad, la accesibilidad (se trata de un método relativamente barato) y la facilidad de distribución.

Cualquier cambio viene precedido de una revolución, la era de internet llegó y con esto la música se expandió a través de redes y servicios que se han encargado de desplazar cualquier tipo de medio físico de almacenamiento y reproducción de música.

Primero fueron los reproductores de MP3, que con sus sencillas presentaciones arreglaron la vida de muchos melómanos que cargaban mochilas atiborradas de delicados discos. El MP3, un pequeño artefacto que almacena grandes cantidades de canciones descargadas desde una computadora, fue la puerta de entrada a una era infinita que ha cambiado la industria musical.

Las características del formato digital combinadas con el internet llevaron a lo que se puede definir como “democratización de la música”, pues los archivos de música comenzaron a circular en internet en una escala nunca antes pensada; ya sea a través de tecnología streaming, como en el caso de YouTube, MySpace o Last.fm; redes de usuarios Peer-to-Peer (P2P), como Kaaza, eMule, LimeWare y eDonkey, buscadores como RedFerret o wikis (plataformas colaborativas), los internautas del mundo entero comenzaron a publicar, descargar e intercambiar entre sí archivos musicales.

Por otra parte, la facilidad de producción que trajo con sigo la era digital le abrió la puerta a un sinnúmero de artistas que, sin apoyos empresariales o grandes recursos económicos, han logrado llegar a los oídos de muchas personas e instalarse entre las preferencias del público a gran escala. De pronto ya nadie necesitaba a las disqueras, ni comprar discos para escuchar música y esto ha obligado a la industria a reinventarse cada día.

Es aquí donde surgen plataformas como iTunes, que comercializa álbumes y singles digitales con relativo éxito. La tendencia, sin embargo, ahora parece ser el streaming y no tanto la descarga. La presencia casi omnipresente de wifi y la creciente accesibilidad a teléfonos inteligentes hace cada vez más inútil la necesidad de descargar la música. ¿Para qué gastar megas almacenamiento en archivos que están disponibles en la nube o en la misma red y muchas veces de manera gratuita? Esto ha dado origen a modelos de suscripción de los que Spotify y Deezer son grandes ejemplos.

Hace unos meses, la Federación Internacional de la Industria Discográfica dio a conocer que los servicios de suscripción de estas plataformas representan en la actualidad un 23 por ciento del total de los ingresos de la música digital, y generan mil 600 millones de dólares.

El informe también señalaba algunos desafíos que la industria musical debe afrontar en el futuro y alerta que determinadas plataformas de contenidos como Youtube o Daily Motion aportan escasas retribuciones a la industria musical. Como ejemplo, el informe señala que Youtube, uno de los medios más populares para acceder a la música, y otras plataformas de contenidos aportaron en 2014 solo 641 millones de dólares. Una cifra que consideran escasa en comparación con los mil 600 millones de dólares que aportaron las plataformas de streaming como Spotify o Deezer.

EL CUANTIOSO ÉXITO DE SPOTIFY

La sueca Spotify, es una plataforma destinada a la reproducción de millones de artistas independientes y con disqueras de todo el mundo. Esta plataforma, revolucionó en poco tiempo todo el medio musical. Hoy, cuenta con 60 millones de usuarios en todo el mundo, de los cuales 15 millones son Premium, es decir, que pagan por tener más beneficios, como por ejemplo no escuchar comerciales.

Uno de los principales éxitos de Spotify es que cualquiera, sin necesidad de una disquera o algún intermediario, puede gestionar y subir a la plataforma sus producciones, y en base a una fórmula que desarrolló la empresa, se remunera al artista.

(Ingresos mensuales de Spotify X descargas en streaming del artista sobre el total descargas en streaming de Spotify X 70% a sellos discográficos X Tasa de regalías del artista = Pago al artista.) Según el portal www.tuapplemundo.com

Con este formato, el éxito ha sido monumental, la empresa retiene sólo el 30 por ciento de las ganancias y el resto del porcentaje va destinado para pagar derechos de autor y regalías del artista.

CRECIMIENTO BRUTAL

El servicio Spotify, sólo en el último año creció 39 por ciento en comparación con su antecesor, esto ha ido apretando a las ventas de discos que sin duda han visto mermada su producción en los últimos años.

Otras plataformas, como Deezer y Rdio, manejan un concepto similar pero se gestionan de manera diferente.

Deezer, por ejemplo, maneja los acuerdos directamente con las disqueras, y estas, a su vez, son las que pagan a los artistas. Dentro de esta plataforma el intermediario o una disquera que respalde es indispensable para lanzar a los intérpretes.

Rdio no maneja cifras claras de lo que paga por reproducción, pero da la facilidad de que el artista maneje su propia página dentro de la plataforma y por cada miembro nuevo paga 10 dólares.

¿QUIÉN GANA Y QUIÉN PIERDE?

Con este tipo de plataformas, sin duda quien pierde es la piratería y las compañías disqueras que aún no actualizan el modo de mercantilizar sus productos, además, claro, de las personas que no cuentan con internet.

Una gran ventaja que tiene la piratería es que Internet da la oportunidad de conseguir cualquier canción o video de manera gratuita y esto merma en la economía de los creadores de las canciones. Ahora, con las plataformas digitales de música que tienen servicios gratuitos, y con la confianza que da el saber que no hay posibilidades de infectar computadoras, la piratería está siendo desplazada de manera paulatina aunque todavía tenga índices muy altos de éxito.

Por otra parte, las disqueras aún siguen produciendo material en físico, pero a la par han desarrollado modelos de comercialización vía internet para no quedarse atascados en la prehistoria digital.

En 2014, la industria digital generó seis mil 850 millones de dólares, es decir, 46 por ciento de todos los ingresos que produjo en el mundo y esto, sin duda, es el claro ejemplo de que la nueva era son las plataformas digitales y que tarde o temprano, el producto físico tenderá a ser exhibido en una sala de museo.

Para las plataformas digitales el siguiente paso es continuar con su clara propagación hacia todos los hogares, que cualquier persona en el mundo tenga acceso a ellas con tan solo un clic. Que la piratería no sea una amenaza sino un simple recuerdo. Que no monopolicen la gallardía, el ímpetu y la creatividad de los artistas tal como lo hicieron por mucho tiempo las disqueras y que, en la medida de lo posible, le den más salida a cantantes y bandas independientes que no cuentan con los recursos económicos para hacer campañas publicitarias o escucharse en todas partes del mundo. Las plataformas digitales son el paso a la apertura y el fin de la esclavitud de los artistas independientes.

Leer más de Siglo Nuevo

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Siglo Nuevo

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Plataformas digitales

Clasificados

ID: 1172732

elsiglo.mx