Playa del Carmen.
Las playas mexicanas son una de las mejores opciones para los enamorados.
Cine al aire libre, cenas en medio del mar y arrumacos frente a las olas, es lo que ofrecen estos seis hoteles románticos.
PLAYA DEL CARMEN: AL CIELO
Dicen que en Xpu-Ha, el ruido más estridente es el bufar de las olas, que la luz más candente viene del sol y la más romántica de la luna y un montón de estrellas titilantes. Así, en completa intimidad, encontramos este hotelito hecho a mano, con apenas ocho habitaciones o, mejor dicho, niditos de amor que brindan lo necesario para una escapada romántica. Las terrazas, hamacas y albercas privadas de cada suite, incitan a las caricias delicadas que muy bien se complementan con la brisa del mar, pues todas miran hacia las aguas turquesas del Caribe mexicano. En la playa, se pueden esconder de las miradas bajo las pequeñas casitas con techo de palma tejida y paredes de tela que protegen los camastros. Por la noche, pueden disfrutar de una cena a la luz de las velas a la orilla del mar y al día siguiente, emprender un tour por cenotes o explorar las ruinas de Tulum y Cobá.
El restaurante les tendrá sorpresas, como las almejas en salsa verde, callos de hacha vestidos con jamón serrano y la pesca del día, cocinada en sal de mar.
HOLBOX: LAS NUBES
Esta isla, que apenas se nota en los mapas comouna manchita, es el lugar perfecto para olvidarse del mundo y enfocar sus energías en honrar al amor y a la pasión. Unos cuantos pasos separan estos bungalows de las aguas vírgenes de la isla, ésas que se antojan para flotar y mirar el cielo, juntarse con el mar o tomar un martini, mientras los rayos del sol tuestan la piel. También, ese paraíso se antoja para un masaje en pareja, ya sea desde la terraza de su habitación o en el spa, especializado en tratamientos mayas.
Las Nubes baja el sol y las estrellas a sus huéspedes con actividades que van desde navegar en kayak por Cabo Catoche, pasear en bici o en un carrito del golf por las únicas cinco calles que conforman el pueblo o nadar con el imponente tiburón ballena, claro, sólo en verano, cuando el pez más grande del mundo llega a México a devorar todo el plancton posible.
Levantarse temprano no será un sacrificio, al contrario, una recompensa que les permitirá ver el vuelo de más de 155 especies de aves que viajan desde la Isla Pájaros, una reserva localizada a 30 minutos en lancha. Para jurarse amor eterno, les recomendamos el paseo por la Laguna Yalahau, para sumergirse en su ojo de agua que llaman la “fuente de la juventud”. Dicen que aquél que se baña en sus aguas detiene 10 años de envejecimiento.
SAYULITA: PETIT HOTEL D’HAFA
Muebles de ratán, lámparas colgantes, textiles y corazones pintados en pisos o bordados en cojines, construyen, en medio de este pueblo hippie y surfista de Riviera Nayarit, un oasis de inspiración marroquí compuesto por seis habitaciones rústicas, pero encantadoras.
Las dos calles que lo separan de la playa no son una barrera para quienes desean tomar el sol, pues la azotea fue acondicionada como un asoleadero con sofás, camas y un bar. Por cierto, el espacio es de los más populares entre los surfistas, ya sea de día o de noche.
No hay servicio de alimentos, pero los dueños se encargan de recomendarte los mejores restaurantes para una velada romántica. Tampoco tienen alberca, pero a cambio hay lecciones de surf. Eso sí, tienen una boutique con joyería de diseño, por si quieres quedar bien con tu pareja.
PUERTO VALLARTA: HOTELITO MÍO
Ocho cabañas seductoras y exclusivas para adultos se convertirán en el escondite de aquellas parejas que desean alejarse del centro de Puerto Vallarta.
Ahí, desde su habitación, podrán tomar un baño de tina mientras observan el vaivén de las olas, después podrán recostarse en los asoleaderos o irse directo a la cama principal, cobijada con telas vaporosas atadas a cuatro postes y cumplir todas sus fantasías.
Más tarde, habrá tiempo para ir a la playa privada, donde han colocado una alberca para cambiar de agua salada a dulce las veces que uno lo desee. Hamacas y tumbonas bajo enramadas complementarán el idilio de amor. Las habitaciones que han sido enclavadas en la montaña cuentan con escaleras para un acceso directo a la playa. Las parejas que gustan de la aventura, tendrán a su disposición excursiones en kayak para observar el atardecer, paseos en yate y cabalgatas por todo lo ancho de Playa Caballo. De noviembre a marzo, hay avistamientos de ballenas jorobadas.