"El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval -CONEVAL.gob.mx- ha dado su informe de 2014, en el que se observa el incremento de la pobreza entre los mexicanos, a pesar de las pronunciaciones oficiales en discursos que tratan de confundir a los ciudadanos.
En resumen, los mexicanos han empobrecido y las carencias empiezan a alcanzar a los niveles socioeconómicos menos presionados. Considere que el ingreso corriente familiar es de $2,542.00, pesos en el medio urbano y de $1,165.00, en el rural; con ello y considerando una familia conformada por padre, madre y dos hijos, haga sus cuentas del costo de la canasta básica, incluya transporte, pagos en escuelas cuotas de sociedades de padres, limpieza, festejos y hasta regalos a profesores -aunque aparentemente sean gratuitas- y otros como renta de vivienda, médicos y medicamentos.
La pobreza se mide en rubros generales de: alimentación, vivienda, salud, educación, vestido y hasta diversión. Las dos últimas quizá sean menos importantes a las otras cuatro, pero generan el bienestar psicológico necesario para la salud integral, así que no pueden descartarse.
Con esos datos se pueden obtener estadísticas que son evidencias claras de la real situación de nuestro país, fuera de las declaraciones políticas, aunque también habrá que tomar en cuenta que pueda realizarse la manipulación al momento de la interpretación de datos.
Cuando no se alcanza a satisfacer todas los rubros de calidad de vida se habla de pobreza, aunque sea en uno o más de los indicadores; cuando fallan en todos, se reconoce que estamos enfrentando a la miseria. En otras palabras, pobre es aquel que no puede llenar sus necesidades básicas y mísero el que falla en todas.
Según los datos aportados por el Coneval, sólo el 20.5 % de los mexicanos sobrepasa la línea de la pobreza; grave que uno de cada cinco coma bien, viva en techo adecuado, tenga educación suficiente, acceso a algún sistema de salud pública o seguro particular, vista adecuadamente y pueda disfrutar de la diversión de su preferencia.
El 26.3 % es pobre, por tener carencia en alguno de los seis indicadores; por ejemplo: el 58.5 % no cuenta con servicios institucionales de salud. Piense en casos de necesidad de internamiento de él o un ser querido.
El 23.4 % no come adecuadamente y tiene deficiente ingreso proteico, mitigando el hambre con azúcares y grasas. El alimento "chatarra" cubre en mucho la sensación de hambre, generando la obesidad, en lo que somos líderes en la OCDE.
El 21.2 % carece de vivienda digna, cifra que pudiera elevarse alarmantemente si consideramos la calidad y sumamos al urbano el medio rural.
Aunque haya una amplia cobertura en educación y pudiera decirse que en México casi no hay analfabetas -limitándolo al sector más pobre e indígena- el analfabetismo funcional es evidente.
Tome en cuenta que los que deben enseñar en las escuelas no están capacitados para hacerlo, según evaluaciones realizadas recientemente a los profesores y luego considere nuestra pobre competitividad internacional. Triste desesperanza.
Aunque la diversión es de menor trascendencia, prácticamente está limitada a la televisión, que en México se ha transformado en el enemigo protegido de la educación y cultura. Para los empresarios de los medios televisivos, es más importante ganar la carrera de los ingresos económicos que cumplir con su función social. Ejemplo: la llamada "Laura", se sostiene por su elevada teleaudiencia, ante las protestas de todos los mexicanos conscientes del daño que provoca y la competencia -tristemente- trata de copiar y competir con el mismo corte de amarillismo extremo.
En Coahuila, la situación es mala: entre 2012 y 2014, aumentó el porcentaje y número de personas pobres: de 27.9 % a 30.2 % y de 799,300 a 885,800 habitantes; significa el crecimiento del 10 % en el índice de la pobreza, es decir 86,500 personas.
Estas cifras colocan a la entidad entre los 6 estados con los más altos índices de crecimiento de la pobreza, sólo superada por Chihuahua, Estado de México, Morelos, Hidalgo, Veracruz y Sinaloa.
Vale la pena hacer notar el esfuerzo de Durango que, en el mismo período, disminuyó su índice de 56.1 a 43.5 %, aunque aún es muy preocupante concluir que casi la mitad de los duranguenses es pobre.
El principio del cambio está en tener conciencia de nuestra realidad nacional y luego la participación activa, por los medios legales y democráticos, que incluyen la responsabilidad de promover mejores usos y costumbres sociales.
Empecemos por nosotros y venzamos el desgano para participar y apoyar a aquellos que luchan contra la corrupción, hasta lograr exterminarla.
Le invito a que seamos activos sociales, enterándonos, analizando, provocando el diálogo en familia, el trabajo, con los amigos y movernos a participar en grupos de servicio, las ONG son una buena alternativa- hasta lograr nuestros objetivos. ¿Acepta tomar su responsabilidad?
ydarwich@ual.mx