EL NUEVO ASISTENTE EJECUTIVO
El título de asistente ejecutivo no transmite ni una décima parte de la importancia del cargo ni algún indicio de la combinación de perspicacia, inventiva, flexibilidad, prestancia y recursos que esta persona aporta a la organización en la que trabaja.
El o la asistente sirve de ojos y oídos del jefe, resuelve una variedad de problemas relacionados con el trabajo de su jefe. La persona típicamente conocida como asistente ejecutivo, representa un alto grado de responsabilidad. Estas personas ocupan el primer rango en apoyo administrativo.
Los títulos marcan una diferencia. La tendencia al cambio de "secretario (a)" a "asistente ejecutivo" debe servir tanto para integrar sus vidas privadas con las demandas de su día de trabajo, así como a los varios retos que sus responsabilidades profesionales le representan. El poder alternar los varios elementos de su trabajo con facilidad, es una habilidad primordial.
Puntos clave para una máxima productividad:
INFORMACIÓN.- Avances tecnológicos, canalizar lo fundamental. Manejo de equipo y mantener contactos en las redes.
MADUREZ.- Tacto, disciplina, balance, buen juicio y discreción. Elementos indispensables en el trabajo del asistente. Las murmuraciones fuera de orden. En su lugar: la etiqueta, la cortesía y, sobre todo, el sentido común.
COMUNICACIÓN.- Establece un vocabulario en sus tratos con la gente clave de la empresa.
INICIATIVA.- Posee la habilidad para discernir cuándo es imprescindible asumir un rol directo y anticiparse a problemas.
RELACIONES.- El asistente ejecutivo aprende cómo encauzar las observaciones y comentarios de las personas especiales con la que trabaja.
ADAPTABILIDAD.- Los cambios son constantes y se adapta a las nuevas oportunidades.
En este trabajo, como en otros puestos o posiciones de la organización, la acción apropiada, los resultados y el seguimiento es lo que cuenta.
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