Por fin se llevó a cabo la tan llevada y traída alza en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos y a pesar de los negros augurios la medida fue tomada positivamente por los mercados bursátiles y en general por el mundo financiero internacional.
Y no es para menos, esta acción que no se registraba desde 2006 confirma por pare de los expertos de finanzas, la recuperación de la economía yanqui y su salida del hoyo profundo en que cayó en el año 2008 a raíz del peor derrumbe bursátil y financiero en cincuenta años.
Por muchas razones veíamos venir una oleada positiva con esta alza en las tasas de interés, en primer lugar los ahorradores podrán obtener más rendimiento y en segundo lugar las empresas tendrán que ser todavía más competitivas para salir adelante ante estas nuevas condiciones.
A México esta alza le significa una oportunidad dorada para reacomodar su política de tasas de interés que de alguna manera había ocasionado una acelerada depreciación del peso mexicano. De hecho tras la noticia el peso recuperó terreno ante un fortachón dólar que mantenía contra las sogas y sin poder meter las manos a la moneda azteca.
Extraña que el Banco de México, dirigido por el erudito economista Agustín Carstens, no recurrió antes a un ajuste en las tasas de interés para contener la severa paliza recibida por el peso en los últimos meses.
Recordará usted que en los primeros años del siglo en curso las tasas de interés en México fueron sustancialmente superiores a las de Estados Unidos lo que provocó una sólida paridad del peso mexicano al grado que los ahorradores extranjeros acudían felices a invertir en nuestro país.
Pero las políticas fiscales fallidas de los últimos años combinada a la caída en los precios del petróleo, colocó al peso en enorme desventaja contra el dólar, pero por razones que no alcanzamos a comprender se abandonó la política de tasas de interés competitivas.
De acuerdo a la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, las tasas de fondos federales aumentaron 0.25 puntos, es decir apenas un cuarto por ciento de punto y en lo sucesivo se mantendrá una política de alzas graduales en base al comportamiento de la economía norteamericana.
Una de las razones más poderosas para tomar esta decisión fue el desempeño positivo del empleo norteamericano que ha crecido de manera sostenida en los años más recientes. Actualmente el desempleo asciende al 5 por ciento y se pronostica que bajará al 4.7 por ciento para finales de 2016.
Desde luego Yellen y los miembros del consejo de la llamada Fed, tendrán que actuar con cautela e inteligencia ante los futuros aumentos de tasas. Si se van de paso en el ajuste podría generarse una nueva recesión toda vez que las economías en el mundo sigue sin crecer a los índices del pasado.
Desde luego hay sectores perdedores en esta trascendente medidas, uno de ellos será el bancario que estaba feliz porque ofrecía tasas menores del uno por ciento a los ahorradores pero cobraba sus créditos al 4, 5 ó hasta el 7 por ciento. El diferencial de tasas era tremendamente rentable para la banca yanqui.
Ahora los bancos entrarán en una guerra de tasas en donde tendrán que ofrecer mayores beneficios a sus ahorradores y menos costos para sus clientes de préstamos. Por supuesto quien más pronto se acomode a las nuevas condiciones saldrá adelante.
El sector inmobiliario también sufrirá los efectos del alza de tasas en el corto y mediano plazo. Es muy probable que los precios de casas y edificios comerciales vuelvan a estancarse y que en la medida que se ajusten las tasas de interés de los créditos hipotecarios se produzca una caída en la demanda.
Sin embargo y lo más positivo será que el alza en los intereses atraerá a Estados Unidos a los ahorradores e inversionistas de todo el mundo porque a final de cuentas la señal que manda la Fed es clara y contundente: la economía se recupera y vienen tiempos mejores para el vecino país.
Así lo esperamos todos por el bien de la economía mundial y en especial de México.
NOTICIA FINAL
Por demás polémica la acusación del Departamento del Tesoro norteamericano en contra del empresario mexicano Naim Libien Tella, directivo del periódico Unomásuno, como supuesto cómplice del narcotraficante Abigael González Valencia, líder de "Los Cuinis"… Hacía tiempo que no se implicaba a un directivo de un medio mexicano en un asunto tan delicado.
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