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¿Presunto culpable?

NOEL URIEL NUNCA SE IMAGINó QUE UNA DECISIÓN CAMBIARÍA SU VIDA

Carretera. Una cadena de errores que nadie se atreve a reconocer es lo que lo mantiene actualmente en la prisión desde hace  más de dos meses, señala el presunto culpable, Noel Uriel.

Carretera. Una cadena de errores que nadie se atreve a reconocer es lo que lo mantiene actualmente en la prisión desde hace más de dos meses, señala el presunto culpable, Noel Uriel.

AGENCIAS

La noche del pasado miércoles 4 de marzo, Noel Uriel Pérez Rivera debió quedarse a cenar en casa de su amigo Luis, como lo hacía todos los días desde que llegó a Lázaro Cárdenas. También debió atender la recomendación de su jefe, el experimentado ingeniero civil Guillermo Montes, que le sugirió tomar la carretera a Morelia al día siguiente.

Noel se arrepiente también de haber bajado la marcha de su camioneta pick-up para observar más de cerca a unos policías federales mientras hurgaban con empeño en una bolsa de mujer color rosa, poco antes de llegar a la caseta de Feliciano de la autopista Morelia-Lázaro Cárdenas.

Esa cadena de errores, piensa ahora, es la que lo mantiene desde hace dos meses y cuatro días en una celda del penal de La Mira, del puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, acusado de haber matado, con premeditación, alevosía y ventaja al contraalmirante de la Secretaría de Marina , José Luis Corro Chávez.

Noel Uriel tiene 29 años y hasta antes de la noche del 4 marzo era uno de los pocos ingenieros civiles especializados en Michoacán en el manejo de maquinaria topográfica satelital y tenía sueños de ir a Francia a cursar una maestría en topografía.

Ese día, el ingeniero graduado apenas en diciembre pasado, trabajó desde las 8 de la mañana y hasta pasadas las 19:00 horas en la mina Las truchas de Arcelor Mittal.

Era el jefe de brigadas de la empresa "MG Constructores" y uno de los hombres de mayor confianza del ingeniero Guillermo Montes, que le tomó afecto al muchacho por su dedicación, humildad y carácter sosegado.

 35 MINUTOS FATALES

Noel abandonó la mina ese día a bordo de su camioneta pick-up azul, a las 19:24 horas, con 49 segundos, de acuerdo con el registro de las cámaras de seguridad de la empresa.

Testigos presenciales y trabajadores a cargo del joven afirman que se dirigió inmediatamente a la casa-oficina, ubicada al otro lado de la acera de la mina, que un mes antes había rentado la empresa para los ingenieros y el personal del proyecto.

Ahí vivía y trabajaba desde hacía un mes y decidió darse un baño para partir hacia Morelia.

Se reunió con el jefe de seguridad e higiene de la empresa, Luis Sáenz, para revisar los pendientes del siguiente día.

Ambos enviaron correos electrónicos reportando a la constructora los pormenores de la jornada laboral y los reportes de cada mes.

El último mensaje electrónico que envió Noel a su jefe, Guillermo Montes, en la oficina de Morelia, marca las 19:41 horas de ese, pero continuó hablando con él vía mensajes de texto hasta las 20:27 horas, poco antes de agarrar las llaves de su camioneta y despedirse de Luis Sáenz.

Luis todavía hizo un último intento para disuadir a Noel del viaje y le ofreció que se quedará a cenar la morisqueta que su mujer había preparado para ambos.

Noel declinó con amabilidad la invitación y, en desagravió, prometió traerle un regalo para su hijo, que en breve nacerá.

Pasaban de las 20:30 horas cuando Noel y Luis se despidieron.

Para las 20:52 horas, Noel cargó gasolina en la estación de Buenos Aires, ubicada en el kilómetro 6 de la carretera Lázaro Cárdenas-La Mira, y pagó con su tarjeta de nómina de Banorte, según consta en el baucher que firmó. Esa estación fue cerrada un mes después porque, según las autoridades judiciales, está sujeta a investigación por robo de combustible.

Se dirigió a la tienda de conveniencia ubicada en la misma estación y compró un par de bebidas energizantes, y nuevamente realizó el cargo a su tarjeta.

A las 21:00 horas enfiló hacia la carretera federal Lázaro Cárdenas-Morelia y realizó un recorrido de 25 kilómetros y 18 minutos antes de llegar a la autopista.

En el trayecto habló con una amiga y observó que a la altura del kilómetro 282 de la carretera federal Lázaro Cárdenas-Morelia, antes de llegar a la caseta 178 de Feliciano, había patrullas y agentes de la Policía Federal.

Miró con curiosidad cómo revisaban una bolsa rosa de mujer.

Bajó la velocidad y pensó que había ocurrido un accidente y cruzó por su mente la idea de bajarse para ayudar, pero finalmente recordó su compromiso en Morelia y siguió de frente.

Con el micrófono inalámbrico pegado a la oreja, narró a su amiga lo que había visto y quizá por eso no se percató de que una patrulla le siguió el paso y esperó que cruzara la caseta de cobro para detenerlo finalmente en el kilómetro 270, ocho kilómetros y 10 minutos después de la caseta de peaje.

Al otro lado de la línea, su amiga escuchó groserías y golpes y gritó asustada a quien estuviera del otro lado que lo dejaran en paz y no le hicieran daño. Pensó en un asalto.

La llamada se cortó de tajo a las 22:03 horas de ese miércoles 4 de marzo.

 LA PESADILLA DE KAFKA

A golpes y empellones Noel fue subido por policías federales adscritos a la subestación de Petatalco, Guerrero, a la patrulla 12142.

Fue llevado a las instalaciones de la subprocuraduría de Justicia de Lázaro Cárdenas, junto a otro hombre que al igual que a él lo habían detenido sobre la misma carretera pero en sentido contrario.

Su nombre era Miguel Ángel Nieto Bejar, y conducía un Chevy guinda. En una primera declaración dijo que Noel venía con él y era su cómplice, y en una segunda declaración dijo no haberlo visto nunca en su vida.

Noel ignoraba que a unos 30 kilómetros de la estación Buenos Aires, donde cargó gasolina esa noche, un alto mando de la Marina era asesinado frente a su esposa y una tía de ésta, con el presunto móvil de robo del vehículo en el viajaban.

El vicealmirante y capitán de puerto, José Luis Corro Chávez, fue atacado por tres hombres en la calle Emiliano Zapata de la colonia Ejidal, de la ciudad de Lázaro Cárdenas, en los momentos en que los llegaban a visitar una pareja de amigos con motivo de un cumpleaños.

De acuerdo con la primera declaración ministerial de la viuda, Victoria Torres Álvarez, los hechos ocurrieron alrededor de las 21:05 horas, justo en el momento en el estacionaban la camioneta blanca Tacoma, propiedad de la Secretaria de Marina, frente al número 12 de la calle Zapata, una cerrada de adoquines y palmeras, que está justo a espaldas de una tienda Aurrerá, en la zona norte de Lázaro Cárdenas.

Para las 23:00 horas, a los correos de los periodistas llegaba un comunicado de la Procuraduría General de Justicia del Estado, anunciando que habían logrado la captura de dos de los tres homicidas del capitán de puerto, en menos de tres horas de ocurridos los hechos.

 EL PROCESO

A Noel se le atribuye a partir de ese día los cargos de homicidio doloso en contra del entonces capitán de puerto, quien recibió tres disparos de una pistola calibre .45., y también de ser parte de una banda de robacoches que operaba en Lázaro Cárdenas.

La viuda del alto mando de la Marina, la misma noche del miércoles -día del asesinato- ingresó al anfiteatro de la Subprocuraduría de Justicia de Lázaro Cárdenas para reclamar el cuerpo y ahí le fue tomada su primera declaración ministerial, en la que entre otras cosas narró cómo tres jóvenes salidos de la nada dispararon contra su esposo, y a ella la golpearon dos veces en la cara y la cabeza con la cacha de una pistola.

Pero también agregó en la parte final del acta que su esposo había sido advertido un día antes que "alguien" estaba molesto por su permanencia en la capitanía del puerto:

"…Quiero agregar que un día antes mi esposo me había comentado que uno de sus subordinados, sin decirme el nombre, le dijo que se cuidara mucho, porque personal de API (Administración Portuaria Integral) le había comentado que estaba muy enojado porque ya se iba a quedar ahí, en la capitanía…".

 LAS INVESTIGACIONES

Para el 13 de abril pasado, en cadena nacional, se presentó en horario estelar a un menor de edad de nombre Jesús Alberto Padilla Maldonado, declarando fríamente ante las cámaras cómo habían matado y despojado de su vehículo al contraalmirante José Luis Corro.

Dijo también el nombre de sus cómplices -Migue y Pako Barragán-, pero nunca mencionó el nombre de Noel Uriel Pérez Rivera.

Padilla Maldonado, según la PGJ, era el tercer implicado en el caso del asesinato del capitán de puerto que ese día huyó por una brecha.

La viuda identificó mediante fotografías presentadas por la dependencia estatal, impresas en fotocopias en blanco y negro, a los tres jóvenes como los agresores y asesinos de su esposo.

Noel, además, dio positivo en la prueba de radiozonato de plomo de la mano izquierda, que se usa para determinar si una persona accionó una arma de fuego, pero su abogado defensor Javier Ferreyra Ávila, asegura que esta prueba no es determinante.

El procurador de justicia, José Martín Godoy Castro, aseguró al respecto que la dependencia "está por la verdad histórica de este y cualquier caso de procuración de justicia", y apeló al desahogo de pruebas que en los días próximos ofrezcan los abogados.

La familia de Noel, originaria de Tzitzio, espera que su hijo sea liberado y limpiado el lodo que dice su padre, Leopoldo Pérez García, le han arrojado a su vida.

Padre de cinco hijos, todos varones, don Leopoldo comenta en entrevista que no se explica cómo uno de sus muchachos pudo haber sido acusado de un asesinato "después de que nos hemos esmerado en la educación de todos y cada uno de mis hijos. No tenemos riquezas, la riqueza está aquí", dice mientras se toca la cabeza y luego se lleva la mano al pecho para rematar que los valores que le inculcó a Noel y a toda la familia, son de un campesino y criador de peces de ornato, con lo que pagó los estudios de su hijo, el mayor.

MESES

Y cuatro días lleva en la cárcel por unos errores.

JÓVENES

Golpearon al marino, declaró la viuda.

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Escrito en: Noel Uriel Pérez

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