Crímenes. El presidente Kenyatta cree que puede ofrecer justicia a las víctimas del atentado.
El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, aseguró hoy que responderá con dureza a las amenazas del grupo islamista somalí Al Shabab, y al ataque que perpetró esta semana en una universidad de Garissa, donde mató a 147 estudiantes.
"Vamos a responder con dureza", enfatizó ayer sábado el mandatario en un mensaje a la nación.
La masacre en la universidad de Garissa "fue un ataque a la humanidad y Al Shabaab no va a crear un califato en Kenia", subrayó Kenyatta.
El mensaje del presidente se da unas horas después que el grupo armado amenazara con realizar más ataques contra Kenia, luego de su incursión del jueves en Garissa.
El grupo amenazó a través de un comunicado que los kenianos no podrán "evitar que otro baño de sangre tenga lugar en sus ciudades".
Además, Al Shabaab prometió una "larga y espantosa guerra", y anunció que las localidades del país se volverán "rojas de sangre".
El grupo confirmó así que el ataque en la universidad fue un asalto dirigido en especial contra los "kafir", los no creyentes en el Islam.
Aseguró que estos ataques son una represalia contra "las atrocidades históricas cometidas por Kenia en Garissa, donde decenas de miles de musulmanes han muerto ejecutados", y por la participación del ejército keniano en Somalia.
Varios asaltantes enmascarados pertenecientes al grupo radical irrumpieron durante la madrugada del jueves en el campus de la Universidad de Garissa, a 150 kilómetros de la frontera con Somalia, y comenzaron a disparar y a detonar explosivos.
Tras 16 horas de enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, cuatro de los asaltantes murieron.
