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¿QUÉ SERÍA DE DON FIDEL?

DR. LEONEL RODRÍGUEZ R.

Don Fidel es un adulto mayor, de los que lamentablemente han sido abandonados por su familia. Lo conozco desde hace más de dos años, y lo veía cada vez que hacía mi recorrido por el bulevar Río Nazas, hasta este sitio, o bien, cuando continuaba mi trotada hasta llegar por debajo del puente negro del ferrocarril.

Vivía en su hogar improvisado, por debajo del puente vehicular que va hacia Gómez Palacio y Ciudad Lerdo, Dgo. Me daba ternura ver sus condiciones físicas aunado a su estado de higiene; cuando llamó mi atención, lo acompañaba su mascota de la raza French Poddle, hembra, supe más tarde, la cual además de claudicar de su pata izquierda posterior su estado de higiene, era parecido al de su amo, su pelambre largo y con mechones llenos de nudos por todo su pequeño y enjuto cuerpo, a tal grado que le cubrían sus ojos, llegué a pensar que pudiera no ver.

Su escasa comida era igual o menos que la de su amo; daba tristeza sus condiciones físicas y de higiene, pero admiraba su nobleza, apego y cariño que muy seguramente sentía por la persona que un día le había dado cabida en su "hogar".

En varias ocasiones que pasaba por este lugar, sobre todo cuando solía "madrugar", no encontraba a don Fidel, pero su fiel mascota ahí se encontraba, echada sobre el maloliente camastro que consistía en un sucio colchón que ambos compartían y algunos otros desvencijados muebles que un día fueron algunos elegantes muebles de sala de estar.

En varias ocasiones, llegué a charlar con don Fidel y me atrevía a preguntarle si acaso tenía familia inmediata: esposa, hijos, nietos. Con voz más que apagada y quejumbrosa, me contestaba que sí había tenido una familia, incluso una de sus hijas vivía en los Estados Unidos y otros en esta ciudad. En ocasiones, vendía periódicos que le facilitaban alguno de sus amigos, pero no era la común, otras veces me lo encontraba corriendo en sentido contrario a como yo iba y tan sólo le dirigía un "buen día don Fidel".

El invierno pasado, al escuchar en la radio que se reportara al DIF a aquellos indigentes que no contaban con un hogar y mucho menos con alimentos, fui a las oficinas ubicadas por el bulevar Revolución, di su nombre, sus características y el lugar donde pudieran encontrarlo. Al interrogar a don Fidel, días después, si habían ido a buscarlo, sus respuestas siempre fueron negativas: nadie del DIF se preocupó de mi reporte, y así empezó un año nuevo y llegó una nueva primavera.

Soy sincero, me da tristeza al ver decenas y decenas de mascotas abandonadas, deambulando por las calles sin rumbo fijo, volteando para todos lados, quizá buscando a sus amos que tal vez los andan buscando, pero… al no verlos, deciden continuar su camino, sin un rumbo determinado y expuestos a los riesgos a que se exponen al cruzar una calle, una avenida, un transitado bulevar, o bien, a la crueldad de los "humanos", que sin misericordia los espantan a patadas, si los tienen cerca, o bien a pedradas. Comparaba a estos nobles canes con la que había adoptado don Fidel y me decía: bueno, al menos esta indefensa mascota, que nunca supe su nombre, recibe cariño de su amo. Lo que hice en varias ocasiones fue llevarle bolsas de croquetas y un día le ofrecí a don Fidel llevarla con un veterinario para que la bañaran, le cortaran su pelo, la desparasitaran y le aplicaran la vacuna contra la rabia y regresársela. Lamentablemente, no podía pedirle que si me podía quedar con ella.

Días después, cuando fui a buscarlo con el propósito de llevarme a su mascota con el veterinario, me informa don Fidel de que había desaparecido, que tal vez se la habían robado, pues de haber sido atropellada, su cuerpo habría quedado cerca del lugar. Sentí tristeza por él y también por el destino que hubiera podido haber tenido su mascota, pues al menos a su lado no le faltaba lo más importante: cariño.

El tiempo transcurrió, y cuando realizaba mis recorridos pasando por debajo de los puentes vehiculares, en ocasiones encontraba a don Fidel, pero eran más las veces que no se hallaba en su improvisado hogar. En forma optimista, pensaba que tal vez había salido temprano, quizá a vender periódicos, todas sus pertenencias se encontraban en su lugar, sin embargo, hoy (2l de junio), veo con tristeza que los escasos muebles y demás pertenencias estaban todas revueltas y por supuesto ya no se encontraba don Fidel y me pregunto: ¿qué sería del siempre triste señor?, ¿habrán acudido algunos de sus hijos y lo habrán llevado a algún asilo? Muy optimistamente a la casa de alguno de ellos, y a la vez también me interrogo: ¿qué sería de su fiel mascota?

Tal vez esta interrogante, se quede sin respuesta, o quizá con el tiempo, ¡algún día me entere de que don Fidel está en mejores condiciones a las que se encontraba cuando por primera vez me percaté de su existencia!

Transcribo algunos párrafos que alusivos a este tema escribió la periodista Guadalupe Miranda en su reportaje: "Abandonan a más de diez ancianos al mes en Torreón", publicado el 8 de abril de 2015, y que a la letra dice: "Los adultos mayores se suman a la lista de víctimas que se atienden en la Unidad de Atención Especial con la que cuenta la Dirección de Seguridad Pública Municipal. En lo que va del año, se tiene un registro de 44 personas atendidas".

"Adultos desde los 60 hasta los 85 años de edad se han detectado vagando en las calles, abandonadas e incluso agredidas físicamente por sus propios familiares…".

"Graciela Caballero, titular de la Unidad de Atención a Víctimas de Violencia Familiar y de Género, informa que esta área no sólo atiende a mujeres víctimas de violencia, sino también a personas mayores, que en su mayoría sufren Alzheimer, demencia senil y otros padecimientos mentales y que son abandonados o no son atendidos…".

"Nosotros los manejamos como personas de la tercera edad en situación de riesgo, las tipificamos a las personas que no les prestan atención, que se aíslan, son personas depresivas, que se van, se pierden, tenemos bastantes casos a la semana de personas que se pierden y de verdad no las buscan…".

"Hemos encontrado personas de la tercera edad golpeadas; es muy triste cuando vemos una mujer así maltratada por los hijos porque tienen demencia senil, porque no tienen sus capacidades intelectuales al cien por ciento, lo primero que nos dicen es que no podemos vivir con ella. Nosotros nos apuramos y nos vemos en la tarea de buscarle un nuevo hogar para su atención".

Notas periodísticas más recientes (29-06-l5) con el título de: Instan a proteger la senectud, nos dicen: "...Así mismo lo manifestó la diputada María Luisa González Achem, quien refirió que se estima que en la actualidad entre un 4 y 6 por ciento de los adultos mayores han sufrido alguna forma de abuso y maltrato. Estas agresiones pueden ir desde el abandono hasta el maltrato físico, psicológico o financiero, ya sea por parte de sus familiares o de quienes están cerca.

Se estima que para 2025, la población con más de 60 años de edad se duplicará con respecto a la que se tenía registrada en l995. Ante dichas circunstancias, es necesario fortalecer las acciones que se llevan a cabo para prevenir el maltrato a la senectud. Esta problemática no debe convertirse en un sufrimiento silencioso para quienes la padecen; hay que denunciar, advirtió".

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