Villa se despachó anoche con un triplete ante Cruz Azul. (Jam Media)
Gritos ahogados, manos atrás, 'outfit' destrozado por la lluvia y mirada absorta. Ahí, en la húmeda zona técnica del estadio La Corregidora, Sergio Bueno personificó a la tragedia. Su Cruz Azul tuvo otra vergonzosa actuación... Una semana antes de medirse con el América.
Eso explicó la desolación irradiada por el director técnico de La Máquina durante los últimos 15 minutos, ésos que fueron simple trámite por la inoperancia de los visitantes y la clemencia queretana.
Nuevo revés de los Cementeros (2-4), el tercero consecutivo. No hilaban tantos desde marzo de 2013, cuando cayeron ante el Pachuca, los Tigres (ambos por 1-2) y las Águilas (0-3). Terrorífica historia por un grupo de jugadores con pocas ideas, frágiles de sentimientos y nula concentración.
Quedó demostrado durante los primeros instantes del complemento. Bueno apostó por Matías Vuoso para dinamitar la segunda mitad. No tuvo tiempo para saber si fue el movimiento correcto. El nuevo yerro de Francisco Javier Rodríguez aniquiló a un conjunto que llegará al "Clásico Joven" en su peor momento.
El estratega lo sabe. Por eso, ni se emocionó con los dos primeros goles en Liga del "Toro" como cruzazulino (74' y 93'). El argentino naturalizado mexicano encontró la fórmula para derribar a esa fluorescente muralla brasileña llamada Tiago Volpi. Demasiado tarde.
Al igual que la semana anterior, frente a los Xoloitzcuintles de Tijuana, todo terminó cuando empezaban el segundo tiempo. Los Gallos Blancos necesitaron 18 segundos, y la colaboración del "Maza", para fulminar cualquier intento de reacción. El segundo de los tres tantos marcados por Emanuel Villa, ese ariete despreciado por los celestes, finiquitó el encuentro.
Recompensa a un equipo que presumió inteligencia y sangre fría en ambas áreas, porque -con desventaja de un gol- el Cruz Azul generó aquellas tres claras opciones resueltas por el meta del Querétaro, cuyo desempeño contrastó con José de Jesús Corona.