Con la entrada en vigor de las nuevas reformas electorales del año pasado, se ha propiciado un clima excepcional para el partido en el poder, que es justo el organismo político especializado en la movilización de masas en las jornadas electorales, lo que mayormente les termina dando reiterativos triunfos en las urnas.
Las actuales reglas obligan como una de las novedades a que los medios electrónicos de comunicación sean obligados a transmitir miles de spots de los partidos políticos para el proselitismo electoral de manera gratuita, ya que el razonamiento del legislador fue en apariencia que si en origen el espectro televisivo y radiofónico pertenece a la nación y éste es concesionado ¿por qué habría que destinarse dinero de los contribuyentes para pagar espacios que son del juego democrático?, (aclaro que quien esto escribe no tiene ningún interés pecuniario en la radio o la televisión). El fundamento pareciera inapelable, a excepción que los ratings son distintos porque en la mayoría de las ocasiones unos trabajan más que otros o son más talentosos. Luego entonces, no es lo mismo forzar a una radiodifusora o televisora líder a regalar el mismo tiempo que lo hace una estación "patito". Más aún: las campañas propician una derrama económica, legal y también ilegal, pero por decreto la televisión y la radio no pueden obtener ventas en estas épocas, como sí lo pueden hacer otros sectores de la economía.
Lo peor de todo esto de la lluvia de spots, es que en lugar de generar interés por el proceso electoral, lo que generan es pleno hastío, lo que nuevamente constituye una ventaja para el PRI, cuya máxima es siempre reducir lo más posible la participación ciudadana en aras a dejarlo todo al voto duro, al voto de los acarreados, donde siempre será ampliamente superior.
Pero todavía hay contrasentidos en la nueva ley. Además de inundar al ciudadano con millares de anuncios insípidos, ahora la legislación faculta al flamante Instituto Nacional Electoral, el INE, a censurar cada mensaje de los partidos si éstos critican o señalan los defectos o carencias de los contrarios. Es decir, ahora ni siquiera los ciudadanos tenemos derecho a conocer las acusaciones ciertas o calumniosas que se hacían los partidos y candidatos; y los diputados y senadores que en su momento emitieron la vigente normatividad, simplemente piensan que la sociedad es idiota y que no tiene criterio para distinguir qué es verdad y que no. Hay que sumarle que ahora la fiscalización de los espacios en todos los medios de información ha alcanzado niveles ilógicos, como lo es la presunta obligatoriedad a dar espacios similares a todos los candidatos, por lo que se puede presentar el supuesto de que un diario o estación de radio entreviste a alguno de los candidatos punteros, y por lo cual sea obligado a darle el mismo espacio a un candidato que quizá no alcance ni siquiera el uno por ciento de la votación.
La lista de particularidades de la nueva ley electoral continúa, pero generalmente se puede decir que está hecha para beneficiar al Revolucionario Institucional, que sabe que lo que menos necesita para continuar en el poder es que la gente esté informada, sino todo lo contrario, su poderosa maquinaria electoral está presta para ganar en cualquiera de los comicios donde no se genere una copiosa participación del electorado. Hay que decir con claridad que la ley fue aprobada por la mayoría de los partidos, en aras de seguir manteniendo la partidocracia y restarle todo lo posible las facultades al ciudadano de a pie, pero en el intento también aprobaron normas para que el PRI los siga aplastando, y sólo puedan aspirar a las migajas del poder.
Por todas estas reglas hechas para beneficio de la clase política toda sobre los ciudadanos, y con claro beneficio para el PRI, no deja de sorprender que un hombre de muy respetada reputación, como lo es Federico Sáenz Negrete, haya aceptado ser candidato del partido Movimiento Ciudadano. Cómo puede ser que un luchador social genuino, particularmente en el tema de la creación del Estado de la Laguna, se preste a ser comparsa de un proceso que se sabe está entre dos: José Refugio Sandoval, del impresentable Verde en alianza con el PRI, o Jorge Zermeño del PAN.
Sáenz Negrete, incansable promotor cultural para el beneficio de la sociedad, padre de familia honorable, ahora es máscara de Raúl Sifuentes, cabeza regional del partido que hoy lo postula. Seguramente tendrá sus razones don Federico, pero es penoso que él al presentarse a las votaciones está avalando el juego perverso actual de los partidos. Su perfil es evidente que le restará muchos o pocos votos para el PAN, a favor, otra vez, del PRI, ese partido que está absolutamente en contra de la creación del Estado de La Laguna ¿quién entiende?
Quizá lo movió la curiosidad de vivir la experiencia de ser candidato, porque de ahí no pasará por ahora, ya que no tiene posibilidad alguna de ganar, pero es lamentable al final que con las reglas actuales y lo que sucede en la arena política, Federico esté aunque sea hasta el 7 de junio, siendo partícipe de esta maltrecha democracia.