Rafael Nadal venció en la final al italiano Fabio Fognini por parciales de 7-5 y 7-5 para alzarse con el trofeo. (EFE)
Ante la escasez de alegrías en los últimos meses, si algo necesitaba Rafael Nadal era volver a probar las mieles del éxito sobre arcilla y así lo hizo ayer en el torneo de Hamburgo, tras vencer en la final a Fabio Fognini.
La mesa estaba servida para el balear: Su terreno predilecto, la posibilidad de ascender en un ranking que no perdona y lo ha relegado de los puestos de honor, sin olvidar el ambiente de revancha frente a "Fogna", quien le faltó al respeto en sus últimos dos compromisos.
Los tropiezos ante el nacido en San Remo no fueron poca cosa, ambos se dieron en esta temporada y con el común denominador de ser en canchas de tierra batida.
Así que con el recuerdo de Río de Janeiro y Barcelona, el mallorquín puso manos a la obra y, al cabo de dos horas y 34 minutos, se llevó las palmas con doble 7-5, triunfo con el cual levantó su corona 47 en pistas de polvo de ladrillo.
Tras el grito de descarga se actualizaron algunos números en favor del exlíder del circuito, quien desde el lunes subirá un lugar en el escalafón mundial y será noveno, además llegó a 11 años con al menos un festejo sobre clay europeo.
Este galardón se unió al cosechado en Buenos Aires y Stuttgart (césped) en 2015 y aumentó sus vitrinas a 67 joyas, un auténtico bálsamo para "Rafa", quien abrió esta cita con 12 minutos al saque y, a final de cuentas, permitió el rompimiento.
Pero gracias a la ya conocida irregularidad de Fognini, el zurdo de Manacor se integró de a poco en el juego hasta tomar las riendas de éste e inclinar la balanza a su favor.
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Tiene Rafael Nadal en canchas de arcilla. En total suma 67 torneos ganados.