El recorte de gasto público ordenado para este 2015 es en realidad pequeño. Los 124,300 millones de pesos representan apenas el 2.65 por ciento del gasto público total de 4 billones 694 ml 677 millones de pesos. Cualquier organización debería tener la capacidad de hacer un recorte de esta magnitud sin problemas. Las empresas privadas hacen ajustes similares de manera constante.
El problema es que la mitad del recorte, 62 mil millones de pesos, recae en una sola entidad: Pemex. Esto representa un 10.4 por ciento de los 594,568 millones de pesos de gasto presupuestado en este 2015 para la entidad.
Buena parte de los gastos de Pemex, sin embargo, no pueden reducirse. Los servicios personales (remuneraciones al personal, seguridad social) se elevan a 90,050 millones de pesos. Las pensiones y jubilaciones suman 43,155 millones de pesos. Los intereses de la deuda llegan a 53,989 millones de pesos. Esto obliga a que una parte importante del recorte se enfoque a una inversión de 354,648 millones de pesos (Presupuesto 2015, SHCP).
Siempre es difícil hallar cifras oficiales sobre el personal que trabaja o cobra en Pemex. Un informe de responsabilidad social en la página de internet de la empresa señala: "Al cierre de 2010 Pemex reportó 184,090 trabajadores en todo el país, lo que representa un incremento del 11.4 % respecto a 2009. De acuerdo a su contrato, 118,749 son trabajadores de planta y 65,341 transitorios, de éstos el 82 % corresponde a un régimen contractual sindicalizado. Dos terceras partes del total, llevan a cabo las actividades de exploración, producción y refinación de hidrocarburos."
Pemex está sobrada de personal. ExxonMobile, con ventas de 438 mil millones de dólares en 2013, casi cuatro veces las de Pemex, tenía 76,900 trabajadores en ese momento. Statoil, con ventas por 104 mil millones de dólares en 2013, registra hoy 21,300 empleados permanentes (aunque la empresa no tiene negocio de refinación, que es más intensivo en mano de obra). Pemex, que registró en 2013 ventas totales por 1.6 billones de pesos (al tipo de cambio de entonces, 13 pesos por dólar, unos 123 mil millones de dólares), cuenta con alrededor de 185 mil trabajadores.
Recortar personal de planta o sindicalizado en Pemex es legalmente imposible. Tampoco pueden reducirse los sueldos o prestaciones de los sindicalizados, como acaba de determinar la Suprema Corte en el caso de Mexicana de Aviación. El recorte tendría que hacerse así en el personal de confianza. En los últimos años este es el personal que más ha crecido en la empresa, pero recortar 62 mil millones de pesos solamente de este grupo es imposible.
Lo anterior significa que buena parte del recorte recaerá sobre el presupuesto de inversión. Una reducción de este monto, sin embargo, puede tener consecuencias negativas muy serias. No sólo afectará la capacidad de producción de la paraestatal, que ya ha venido cayendo, sino también devastará la industria de perforación y servicios petroleros que ha florecido en torno a Pemex. Las consecuencias en la actividad económica pueden ser significativas.
Para evitar una crisis es indispensable que el recorte no signifique un desplome de la inversión total de la industria petrolera. La reforma energética ofrece instrumentos para impedirlo. Una posibilidad es incrementar el número de operaciones de Pemex con socios privados en lugar de simples contratistas. La otra es abrir más la inversión a empresas privadas que no estén asociadas con Pemex. La ley permite ya las dos opciones. Las dos deben promoverse agresivamente.
SIEMPRE CEDER
Los gobiernos mexicanos ceden siempre a las presiones, entre más violentas más. Este sábado el gobierno oaxaqueño de Gabino Cué decretó un aumento de 10 por ciento a los policías estatales tras 14 días de la toma de su cuartel general. Días antes el gobierno federal ofreció grandes concesiones a la sección 22 del sindicato de maestros tras asfixiar tres días la ciudad de México.
Twitter: @SergioSarmiento
