Defensa. Saúl Rosales señala que en cuanto al tema de 'defensa del idioma' lo mejor que pueden hacer los hispanohablantes, es que conozcan, cultiven y amen su lengua.
Bajo el título "El español: una lengua viva", el Instituto Cervantes publicó recientemente un reporte que reúne cifras acerca del idioma, una suerte de radiografía de la lengua que arroja algunos datos interesantes como que el español es la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes, que la cifra de hispanohablantes va en aumento y que se estima que dentro de tres o cuatro generaciones el diez por ciento de la población mundial se entenderá en español. Además, si la tendencia continúa, afirman en el Instituto Cervantes, en 2050, Estados Unidos será el primer país hispanohablante del mundo. El panorama es alentador.
A propósito de este estudio, Saúl Rosales, escritor lagunero, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y colaborador de Siglo Nuevo, reflexiona acerca del estado actual del idioma.
→ ¿Cuál es su diagnóstico del idioma español en la actualidad?
Mi diagnóstico sobre el estado de la lengua española es que seguirá con el brío secular que ha adquirido desde que despuntó entre los siglos X y XI. Gracias a los hablantes y a quienes la usan como materia prima para crear esas obras de arte que se agrupan en el término de literatura, la lengua española tiene un futuro brillante. El español seguirá siendo bello y eficaz gracias al uso popular y al que le dan quienes lo manejan como elemento básico de su creación estética. Además recordemos que el Instituto Cervantes ha concluido en su informe 2015 que, según previsiones, en 2030 los hispanohablantes serán el 7.5 por ciento de la población mundial. Esta institución afirma: "Por razones demográficas, el porcentaje de la población mundial que habla español como lengua nativa está aumentando, mientras la proporción de hablantes de chino e inglés desciende." Así que el diagnóstico y el pronóstico para la vida de la lengua española son necesariamente optimistas.
→ ¿Por qué se dice que el español es una lengua viva?
Se puede decir que el español es una lengua viva acudiendo a una observación de Perogrullo, es decir, afirmando que es lengua viva porque no es una lengua muerta, lo que es una verdad evidente. Recordemos que México es cementerio de varias lenguas muertas que existieron antes de la conquista y que a causa de la conquista fueron desapareciendo. El México prehispánico fue rico en lenguas que la expansión del español fue extinguiendo. Por supuesto, el español está vivo porque es vigente, nos sirve cotidianamente en la expresión oral y escrita; además, porque sigue creciendo y revigorizándose al asimilar aportaciones del pueblo, de los intelectuales, de quienes la usan como materia de la creación artística y de otras lenguas.
→ ¿Cómo ha nutrido nuestro país al idioma?
México ha nutrido al español desde que se machihembraron las lenguas nativas y la del conquistador. Una gran cantidad de vocablos que nombraban realidades inexistentes para los españoles debieron incorporarse inmediatamente a la lengua de los peninsulares como atole, tamal, aguacate, chicle, coyote, tiza, tomate y para qué seguir. Incluso México ha aportado estructuras al español como el morfema eco que se encuentra en gentilicios como chiapaneco, mixteco, mazatleco, yucateco, guatemalteco. A propósito de este tema recomiendo el Diccionario del náhuatl en el español de México. Una aportación más o menos reciente es el verbo cantinflear.
→ ¿Cuáles son los retos que enfrenta el idioma en estos tiempos?
Un gran reto que enfrenta el español en este tiempo es el de permanecer fiel a sí mismo, seguir la recomendación que le hace López Velarde a la patria: "Sé igual y fiel". Ello que no quiere decir estáncate, sino que el español siga siendo vigoroso y colorido, eficaz y dúctil, enérgico y abierto. Es avasallante la lengua inglesa a causa del prestigio que le da Estados Unidos y ante esto el gran reto es resistir el avasallamiento. Las lenguas pueden y deben vivir un mestizaje razonable.
→ ¿Internet enriquece o deteriora el idioma español?
Internet deteriora el español escrito -y desde allí el hablado- por las muchas faltas de ortografía que propala y que se convierten en focos de epidemia; porque aleja a los lectores militantes y potenciales de los libros (que en general están bien escritos) y los someten a la expresión verbal empobrecida que puebla las pantallas; porque divulga esa neotaquigrafía surgida y usada por mentes ineptas; por el abuso de acrónimos e hipocorísticos; por la ostentación (escrita) de una falsa familiaridad con la lengua inglesa que refuerza el prestigio de ese idioma.
→ ¿Sirven de algo los esfuerzos en defensa del idioma?
A la pregunta de si sirve de algo defender el idioma, respondo que lo que no sirve es no dedicarle atención a ello. Nuestra habla es expresión de lo que somos, si no la defendemos no estamos defendiendo nuestro ser. La lengua vive necesariamente asociada a la identidad. Me parece que quien usa dos o tres expresiones en inglés cada que puede quiere parecer gringo aunque sea un poquito; en su interior late ya un ignoto o inconfesado gringo. Es fácil encontrarse con personas que salpicando su habla con palabras del inglés quieren ser aunque sea un poquito gringos. Son mentes colonizadas, espíritus de vasallos. El uso innecesario y abusivo de léxico y construcciones de lenguas extranjeras evidencia una conciencia social deleznable. La revaloración de nuestra individualidad, de nuestra identidad y de nuestra conciencia social tiene una garantía en la preservación de nuestra lengua.
→ ¿Qué es lo realmente importante en este tema de la "defensa del idioma"?
Lo importante en el tema de la "defensa del idioma" es que tal proposición implique que sus propios hablantes la conozcan, la cultiven y la amen. Cuidamos mejor una cosa cuando la conocemos, la cultivamos y la amamos. La defensa de la lengua comienza no ignorando sus capacidades. Esto quiere decir que la formación escolar y la lectura extraescolar son parte importante de la táctica necesaria en la "defensa del idioma". En consecuencia, para tal defensa los gobernantes tienen la obligación de fomentar en las aulas y fuera de ellas el aprecio de la lengua nacional. De cualquier manera conviene insistir en que sobre todo en nuestro tiempo de asombroso intercambio verbal -también icónico- las lenguas se entremezclan intensamente, sin que debamos olvidar que la lengua es muy importante factor de identidad cultural, de conciencia étnica. La pureza ya no es un valor de la lengua como concebía Boileau cuando proponía que sobre todo, la pureza de la lengua patria sea respetada como santa y sagrada.
→ ¿Qué se debe preservar, qué se debe dejar fluir..?
Para considerar qué se debe preservar, qué se debe dejar fluir en el uso de la lengua conviene acudir a Cervantes cuando hace decir a don Quijote, textualmente: "la discreción es la gramática del buen lenguaje, que se acompaña con el uso". Esto es, que la inteligencia ("discreción") rige lo conveniente o lo que no lo es en la lengua. Ello puede llevarnos a concluir que por ejemplo, el habla de los más cultos -verbigracia, editorialistas de la prensa- puede ser modelo de lo que se debe preservar, que se debe dejar fluir.
→ Justo en este año en que se cumplen 400 años de la publicación de la segunda parte del Quijote, Andrés Trapiello publicó una "traducción" de la obra de Cervantes al español actual, ¿qué opina usted al respecto?
Vivimos sociedades muy diversificadas en las que, como dice la gente, hay de todo y para todos. Una versión del Quijote en el español contemporáneo quizá venga a satisfacer la necesidad de cierta capa de lectores. Muchos otros constituiremos una fraternidad que gustará de la lectura del Quijote en su versión añeja. Si se quiere satisfacer a lectores que buscan la comodidad nosotros recordaremos a Platón cuando dice en sus diálogos que la belleza es difícil. Y quiero recordar aquí que un músico español en la segunda mitad del siglo pasado puso en música-disco obras de Beethoven, Mozart y quizá otros. Sus versiones ya fueron olvidadas y en las salas de conciertos los de la fraternidad melómana seguimos escuchando las versiones tradicionales de Beethoven, Mozart y otros.