Existe la conseja popular según la cual "todos los partidos políticos son iguales" sin embargo, el ciudadano debe observar el comportamiento de las diversas organizaciones partidistas que existen para emitir su voto con acierto y a ese respecto, los procesos para renovar las dirigencias de los Partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional ofrecen elementos de juicio sobre la esencia y estilo de ambas instituciones.
El PRI cambia su dirigencia después de una lucha cupular más o menos encubierta de la vista del público, que coloca a Manlio Fabio Beltrones en la cúspide del partido. El resultado es adverso a los intereses del Grupo Atlacomulco, como aquella otra victoria pírrica de Beltrones que en el año dos mil seis impuso a Carlos Madrazo como candidato a la Presidencia de la República sobre Arturo Montiel y terminó en desastre para el tricolor.
A su llegada, el sonorense anuncia que eliminará la distancia entre su partido y el actual Presidente de la República. La proclama pone fin de manera anticipada a la era de un Peña Nieto obligado a compartir el gobierno con el lado más obscuro del PRI, pero además tiene un tufo a naftalina que nos recuerda al Maximato callista, resumido en un cartel colocado en la casa de Pascual Ortiz Rubio que reza: "Aquí vive el Presidente y el que manda vive enfrente".
La propuesta Beltrones corre a contracorriente de la historia y de la realidad nacional, en un escenario en el que el PRI representa al veintinueve por ciento del electorado, y en el que se espera que Peña Nieto actúe como presidente de todos los mexicanos. Como bien dice la analista internacional Ana María Salazar, no sabemos si la era Beltrones terminará por ser una era de paz, de revolución o de confusión y desorden.
En el caso del PAN se enfrentan a la vista de la militancia de ese partido y de los ciudadanos en general, dos contendientes de diversas generaciones Ricardo Anaya y Javier Corral, que comparten méritos como tribunos que han demostrado su talento en el Congreso de la Unión, y hoy debaten en un proceso electivo en el que entra en juego la decisión personal y el voto de cada militante panista.
Ambos contendientes dan la cara al hartazgo de los ciudadanos frente a la clase política; reconocen los errores de su partido y los errores propios, y compiten con una propuesta que tiene el difícil, pero posible objetivo de dignificar el ejercicio de la política.
Anaya se erige como favorito, tanto porque significa un renuevo generacional como por el hecho de proponer un PAN con aptitud de volver a conectar con los ciudadanos y ganar elecciones. Anaya es sostenido por una estrategia de apertura a la sociedad probada en los comicios de junio pasado, en los que el blanquiazul se llevó en Querétaro la casi totalidad de las posiciones en disputa, mediante la estrategia de postular como invitados procedentes de la base ciudadana, a la mitad de sus candidatos a presidentes municipales, diputados locales y diputados federales.
Corral se erige como corriente crítica que llama a la rebelión de la militancia, y tremola la bandera del regreso del PAN a sus orígenes fundacionales en el pensamiento de Manuel Gómez Morín, personaje al que suele recordársele como si hubiera sido un intelectual utópico, cuando acreditó amplia capacidad visionaria y pragmática, al crear las principales instituciones financieras del México moderno y al fundar el Partido Acción Nacional como contrapeso histórico y alternativa al sistema de partido de estado.
Las diferencias entre los procesos al interior del PRI y del PAN están a la vista. El PAN renueva su fe en la democracia y la convivencia en la pluralidad. El futuro del PAN depende de que quién resulte nuevo dirigente y el partido en su conjunto, sean capaces de suscitar de nueva cuenta el apoyo social.
El PRI apuesta su futuro a la regeneración de un sistema político que desde el siglo pasado da muestras de agotamiento, y que se mantiene fortalecido en habilidades que le permiten ganar elecciones sin importar los medios, para seguir apostando al ejercicio de un poder antidemocrático y autoritario.