ENTRADA.- No se puede negar que el taxista es un personaje muy especial de la Ciudad de México. Con la expansión urbana de la capital este trabajador pasó a ser un sujeto indispensable e inconfundible del folclore de aquella bellísima capital de los mexicanos. Ha inspirado libros, estudios sociológicos, el propio Dámaso Pérez Prado le compuso el inolvidable "Mambo del ruletero".
El cine mexicano reconoció la importancia que ha tenido en la vida de los capitalinos a través de decenas de películas en las que el personaje principal lo era precisamente un taxista y la vecindad en donde vivía. En los legendarios tiempos del regente de hierro Ernesto P. Urchurto se les obligó a manejar los recordados "cocodrilos" pintados de color verde y con unos feroces dientes blancos en sus puertas lateras. Por cierto, aquel inolvidable gobernante nunca les permitió cobrar más de cuatro pesos por dejada.
SOPA.- Pero al mismo tiempo este personaje de la picaresca urbana ha resultado ser uno de los trabajadores más explotados y menos comprendido por los chilangos y la sociedad en general. Durante años han sido extorsionados por las autoridades del Distrito Federal. Sujetos a una serie de interminables revisiones que exige el reglamento de tránsito, han sido las la víctimas más propiciatoria para las inacabables "mordidas", injusticias y abusos por parte de cualquier autoridad. Además, se le ha usado inveteradamente como carne electoral para las ambiciones políticas de todos y de cualquiera.
Desde que aborda por la mañana su amarillo, tiene que lidiar durante más de doce horas con marchas de protesta, plantones, desviaciones, congestionamientos viales y para acabarla de amolar, con los atemorizantes patrulleros, motociclistas y personal de reglamentos. Finalmente deberá pagar la renta de las placas o del vehículo.
No cuentan con ningún tipo de seguridad social ni asistencia médica menos de jubilación. Se pasa la vida entre la cárcel o la muerte; esto es, en constante riesgo de sufrir un accidente que lo prive de la vida y por la otra la de caer en la cárcel por haber atropellado a un cristiano.
PLATO FUERTE.- Pero el mercado ha cambiado de manera notable frente a la globalización y aplicación de nuevas tecnologías basadas en programas para los teléfonos celulares o inteligentes. Esto ha originado que en varias metrópolis del mundo como Londres, Madrid, Nueva York, Nueva Delhi y ahora la Ciudad de México la prestación del servicio de taxi se haya venido a modificar de manera notable lo que ha tomado por sorpresa a los viejos sistemas, a las autoridades y al mismo marco legal que venía regulando este servicio público.
¿Qué es UBER? Se trata de un servicio de taxis vía una aplicación en el teléfono celular que tiene las siguientes particularidades: Usted registra una tarjeta de crédito, lo que le permitirá solicitar el servicio de taxi con las siguientes características: le informan cuales vehículos están cerca de su ubicación y el tiempo que tardarían en llegar a él; usted conoce anticipadamente cuál sería la tarifa de acuerdo al destino; usted puede elegir el modelo de automóvil en que desee lo transporten; usted o su familia pueden seguirlo vía GPS durante su ruta y en tiempo real; usted recibe una factura fiscal con IVA por el pago del taxi. El servicio lo puede solicitar desde la vía pública, su domicilio, oficina, restaurante, etcétera.
Se trata sin duda de un servicio a todas luces interesante, pero que también viene a interferir de manera sorpresiva en el antiguo sistema que prestan miles de trabajadores taxistas. Los hay piratas, tolerados, flotilleros, monopólicos como los del aeropuerto de la Ciudad de México, posesionados en los hoteles, restaurantes, centros comerciales, etcétera.
El servicio UBER no podría ser eliminado en razón de que hay más de 300 mil usuarios inscritos y es un muy buen servicio; pero las autoridades deberán también enmarcarlo en el reglamento para evitar que quede al margen de la normatividad. Por otra parte, los taxistas actuales deberán organizarse de tal manera que puedan prestar el mismo servicio que UBER y en las mismas o mejores condiciones. La modernidad ha llegado y la tecnología con ella. Es por ello que las agrupaciones de taxistas deberían afrontar la realidad para incorporarse a las nuevas tecnologías.
No será con bloqueos y protestas como podrán enmarcarse dentro de la globalización. El mercado, con su irrefutable terquedad manda en la economía. Si hay demanda habrá quien la satisfaga. Se trata de una ley tan terca como la de la gravedad.
POSTRE.- Ahora sí: Renovarse o morir.