En el día. En la rueda de prensa Salma lució un vestido midi de seda de Alexander McQueen con unas vistosas flores en rojo pasión en un diseño de escote cuadrado. (EFE)
Con un gran derroche de simpatía con los periodistas en el Festival Internacional de Cine de Cannes, la actriz mexicana Salma Hayek se quedó ayer tras la rueda de prensa de su cinta Il racconto dei racconti ( The Tale of Tales), de Matteo Garrone, para firmar autógrafos, proclamar -en español- que se siente "feliz y emocionada" de estar en Cannes, y posar para cualquiera que quisiera hacerle una foto.
Hasta que, de repente, y sin bajarse del estrado en el que estaban situadas las mesas dijo: "¡Una selfie, vamos a hacernos una selfie!". Y con el teléfono móvil que le dio una ayudante, se dio la vuelta, situándose delante de los periodistas para inmortalizar el momento, pese a las recomendaciones del delegado general de Cannes, Thierry Fremaux, de no hacerlo.
Pero si algo tiene Salma Hayek es la naturalidad necesaria para hacer y decir lo que piensa en cada momento. La mexicana se saltó así la recomendación de los organizadores del certamen francés de no tomarse ese tipo de fotografías.
Precisamente el miércoles la actriz Catherine Deneuve criticó las selfies y la muerte del glamour en el encuentro fílmico.
QUIERE PAPEL MASCULINO
Previo a ello, la simpatía y la espontaneidad de Hayek conquistaron el Festival de Cannes, donde habló con naturalidad de su hija Valentina y de sus raíces mexicanas.
"Estoy muy orgullosa de mis raíces porque me hacen lo que soy", aseguró Hayek, para quien su hogar está donde está su familia, y ahora es París, donde vive con su marido, el empresario francés François-Henri Pinault, y su hija Valentina.
La mexicana aseguró que siente amor por todos los lugares que, de una manera u otra, han formado parte de su vida. "Estoy muy agradecida de ser de donde soy, pero también lo estoy por la oportunidad de conocer otras culturas y de representar a otras mujeres en el cine". Y agregó con una sonrisa: "También me haría feliz interpretar a un hombre...".
Con un ajustado vestido negro con grandes flores rojas y la melena suelta de forma muy natural, Hayek se hizo la dueña de la rueda de prensa de presentación de Il racconto dei racconti, una puesta al día de los cuentos clásicos del napolitano Giambattista Basile, dirigida por el italiano Matteo Garrone.
Una película coral -con Vincent Cassel, Toby Jones, John C. Reilly o Bebe Cave, entre otros- en la que la mexicana interpreta a una reina capaz de llegar a cualquier sacrificio, primero por tener un hijo y luego por protegerle.
Un "conflicto que muchas mujeres pueden entender", como explicó la actriz, que aseguró haber entendido muy bien su personaje desde el primer momento.
Aunque ha sido un proyecto complejo y difícil, como explicó divertida, porque Garrone nunca parecía satisfecho con las escenas y por la dura caracterización necesaria para encarnar su personaje.
'CREÍ QUE IBA A VOMITAR'
Hayek encarna a una reina desesperada por tener un hijo. Aconsejada por un hechicero a comerse el corazón de una bestia, su esposo, el rey (John C. Reilly), mata a un monstruo y Hayek posteriormente se devora el enorme órgano.
"Nuestro director aquí quería... que el interior del corazón fuera idéntico al de un corazón real", dijo Hayek. "Dios no quiera que yo dé un mordisco y un médico se dé cuenta de que le falta una arteria".
El corazón de hecho fue hecho de pasta y otros ingredientes, pero aun así no llegó a lucir ni un poquito apetecible. "Creí que iba a vomitar", recordó la actriz, al tiempo que señaló que ése no fue su único reto.
A lo largo del filme, Hayek luce lujosos trajes de Massimo Cantini Parrini. "Nunca me hizo un vestido que pesara menos de 30 kilos (66 libras)", dijo.