De sorpresa cayó a todo mundo el despido de Lino Rivera como mánager de Vaqueros Laguna, lo que aconteció el pasado sábado cuando el equipo estaba disputando serie de visita ante los Pericos de Puebla. Cuando me enteré de dicha situación estaba comiendo junto a Agustín Pérez Brunet, coeditor de esta sección deportiva de El Siglo de Torreón, y ambos contuvimos el respectivo bocado ante los sorpresivo de la información.
De inmediato me comuniqué con el puertorriqueño para tratar de saber su sentir, y también en pocos segundos me llegaron buena cantidad de comentarios por la vía del Twitter en los que aficionados reprobaban tal acción por parte de la directiva naranja, a quienes culpaban del mal momento que vivía el equipo, con cinco series perdidas de forma consecutiva, y luego de caer en el primero de la serie ante los poblanos. Como me lo esperaba, tardé buen rato en poder comunicarme con Lino, seguramente abrumado por la situación y por llamadas de distintas personas, en especial de su familia, que es la primera en enterarse de lo que sucede con los personajes del beisbol, pues finalmente todos son humanos y tienen familias.
A grandes rasgos, mi conversación con Rivera me llevó a un par de conclusiones: la relación con la directiva estaba demasiado desgastada (al grado de no contestarse el teléfono), y en verdad le dolió al boricua ser cesado. Me dijo que su mayor dolor recaía en abandonar La Laguna, donde encontró gente noble e hizo amigos en torno al beisbol, una cualidad maravillosa de esta tierra en la que gracias al Barbas y a mi madre he tenido la oportunidad de vivir durante toda mi vida.
El domingo en el tercer juego en Puebla, que comenzó al medio día y donde pudimos ver una fabulosa jugada de triple play, ya se observó a un equipo distinto, más relajado respecto a ocasiones anteriores, y contando además con excelso pitcheo de Iván Zavala, rescataron el tercero de la serie y lo festejaron con un sabor especial. El lunes supimos que el chihuahuense Mario Mendoza fue el elegido para llegar al timón naranja, y el martes pudimos conocerlo en persona y entrevistarle.
Dueño de un guante prodigioso que lo llevó a jugar en Ligas Mayores y a ganarse el apodo de "manos de seda", Mendoza ni se espera que lo pudieran considerar para trabajar con Laguna, es decir, fue otra sorpresa mayúscula en un breve lapso. Dice "el coruco" Mendoza tener bastante confianza en el roster, aunque dejó abierta la posibilidad a la contratación de más refuerzos, sobre todo en el renglón del pitcheo. Al final de la entrevista, Mendoza nos dijo a los reporteros "off record", que acepta de buena gana las críticas, y que en el diálogo establece un enorme vínculo para mejorar.
Por lo pronto, ha comenzado con el pie derecho manejando al equipo naranja, rompiendo la racha de series perdidas al barrer a Oaxaca, que no es para nada un equipo fácil. Quedan más de 40 juegos en el calendario, una larga historia por escribir y muchas situaciones por suceder, la situación está bien cerrada en el standing de la zona norte, así que vamos a tener un mes de julio muy entretenido. Vaqueros de a poco recuperará a sus lesionados, hoy sábado ya podrían jugar los cubanos Juan Miranda y Juan Carlos Linares, para el martes estaría Santiago González, aunque podría sorprender tomando algún turno en sábado o domingo.
El que va para un poco más largo es Saíd Gutiérrez, quien aún sigue padeciendo, por lo que toma sesiones de rehabilitación cada mañana, actividad que combina con el yoga. Si el cambio de timonel ha sido bueno o malo, como suele suceder, sólo el tiempo lo dirá. Este sábado se juegan semifinales en el softbol de la liga del club San Isidro, y para el domingo comienzan las series finales y otro juego de semifinal en el beisbol de veteranos de la Juan Navarrete. Suerte para todos los peloteros y que sean juegos repletos de emociones. Buen fin de semana, y recuerden disfrutar la vida, hasta que caiga el out 27.
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