A la baja. El presidente Obama deberá redoblar esfuerzos para lograr reactivar la economía.
La economía de Estados Unidos registró una contracción de (-) 0.7% durante el primer trimestre del año, un debilitamiento atribuible a la reducción del gasto de gobierno, de una de la parte de la inversión fija no residencial y de sus exportaciones. Al mismo tiempo se conjugó con un lento crecimiento del consumo y un aumento de las importaciones.
La caída del PIB estadounidense es una mala noticia para México, fundamentalmente porque la estimación oficial era que nuestro principal socio comercial crecería 3.1% para todo el año. El resultado del primer trimestre hace que dicha expectativa sea difícil de alcanzar.
El problema de fondo es que la evolución del ciclo económico de Estados Unidos marca una tendencia a la baja, producto de la desaceleración de algunos de sus principales componentes. El retroceso no fue provocado por el frío clima que afectó a parte de la Unión Americana, eso es una parte de la explicación, pero no representa la totalidad de la misma. En realidad el resultado del PIB muestra los límites de la recuperación, aun Estados Unidos no puede crecer vigorosamente si sus principales socios comerciales y financieros no lo hacen.
La debilidad de la Unión Europea, Japón, China y Canadá restringe las exportaciones estadounidenses y la apreciación del dólar fomenta sus importaciones. Como producto aumenta el déficit comercial y con ello se debilita el PIB.
Algo similar ocurre con el gasto de gobierno, el elevado déficit fiscal obliga a una mayor austeridad e inhibe la posibilidad de una expansión en las erogaciones públicas.