Los pequeños peloteros no se guardan nada y ejecutan cada jugada con gran intensidad. (Fotografías de Jesús Galindo)
Ver jugar beisbol infantil es ser testigo de una de las formas más puras del deporte. Los pequeños peloteros entran al campo de juego con una sonrisa en el rostro y desde afuera del terreno de juego, las porras de las madres de familia desde las tribunas le ponen el aderezo extra a un espectáculo ya de por sí digno de ser observado.
Grandes jugadas defensivas, pitchers lanzando a todo lo que sus pequeños brazos les dan, batazos que emocionan a los espectadores y unas ganas tremendas de jugar el rey de los deportes, acompañan cada choque de pelota.
Es el torneo de beisbol infantil y juvenil Formando Estrellas, se enfrentan en el campo de la deportiva Nazario Ortiz Garza los Vaqueritos de la Liga Sertoma de Torreón y los Saraperitos de Saltillo, pertenecientes a la categoría Infantil Menor, niños de 9 y 10 años de edad.
El juego comienza con el "credo" de las Ligas Pequeñas, recitado por los peloteros de ambos equipos y que los papás escuchan de pie: "Creo en Dios, amo mi patria, respetaré sus leyes, jugaré limpio, me esforzaré por ganar, pero gane o pierda, siempre haré lo mejor que pueda", dice el enunciado que resume en su totalidad la filosofía del beisbol infantil y su finalidad de formar ciudadanos de bien.
"Play ball", canta el umpire, a quien los papás poco o nada pueden reclamar, para inculcar en sus hijos el respeto a las leyes y autoridades. Juego cerrado en el que transcurren par de entradas y nadie logra anotar carrera, los espectadores disfrazan los nervios con porras de todos tipos, desde canciones de moda hasta la tradicional "pelusa", en un ambiente de respeto y cordialidad. Los niños aquí no pasan bullying, no son "el gordito", "el cuatro ojos", "el tonto", aquí todos son peloteros que respetan el juego y a sus compañeros, coaches, umpire y rivales.
El Sertoma empieza a anotar carreras, y aunque los visitantes comienzan a caer en desesperación, pero su coach les da otra lección de vida a modo de deporte: "no se rindan", los arenga a pelear hasta el último out. En un momento el pitcher golpea al bateador, y cuando llega a primera base, el lanzador se acerca a pedirle disculpas, finalmente es un juego, y se debe aprender desde pequeño a comportarse como caballero. El pitcher del Sertoma lanzó un juegazo y blanqueó a los saltillenses, corre a los brazos de su papá para recibir la felicitación.
Los ganadores lanzan una porra al equipo visitante, y ellos les regresan la cortesía, los papás Saraperitos se sulfuraron por momentos, pero con tal muestra de deportivismo, es más fácil digerir la derrota, finalmente en el deporte se gana y se pierde, saben que ya les tocará su turno. Es el beisbol infantil, donde el deporte se juega en serio, pero la sonrisa nace, sea cual sea el marcador.