Se levanta el viento
La película de despedida del maestro de la animación, Hayao Miyazaki, es también la última entrega de esta serie dedicada a la relación entre el ser humano y la naturaleza en la obra del legendario director japonés.
UN PINÁCULO VISUAL
Las imágenes de Se Levanta el Viento son cautivadoras: los detallados paisajes, los vivos colores, las espectaculares secuencias de vuelo y los cálidos sueños, todas ellas bellamente acompañadas por la música de Joe Hisaishi; la dirección artística es impecable. Si bien Miyazaki ya había hecho de las escenas de vuelo su marca personal en cintas como El Castillo Vagabundo, El viaje de Chihiro y Nausicaä del Valle del Viento, esta entrega las supera con creces. El viento y los aviones adquieren un significado poético y profundo en esta meditación sobre la naturaleza de la creatividad, la cinta más íntima de Hayao.
LOS AVIONES SON HERMOSOS SUEÑOS
El personaje principal de la película es Jiro Horikoshi, el ingeniero que diseñó los aviones de combate Zero con los que el ejército japonés bombardeó Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial. Cabe resaltar la ambiüedad moral de la película, pues Jiro es consciente de que trabaja para la armada y que sus aviones serán armas de guerra; sin embargo, Miyazaki no ahonda en este dilema moral, sino que declara a través del mentor de Jiro: “Los aviones no son herramientas de guerra, tampoco son para ganar dinero. Los aviones son hermosos sueños”.
Jiro es un idealista que vive su sueño incansablemente: crear el avión perfecto. Si se levanta el viento, debemos intentar vivir, tal es su motto. En resumen, hacer algo con su genio presenta suficientes dificultades como para encima preocuparse demasiado por cuestiones éticas. Como advierte Miyazaki en una de las líneas memorables de la película: “Los artistas son creativos por diez años, así que vive tus diez años al máximo”.
LA VIDA DE UN SOÑADOR
Miyazaki muestra a detalle el ritmo de vida de su protagonista, como si escribiese una carta de amor dedicada a los soñadores. Jiro divide su tiempo entre su trabajo y su novia, Nahoko. Descuida a su familia y nunca los visita. No porque no confíe en ellos -al contrario, su hermana es su confidente- sino porque su pasión por su carrera consume casi toda su energía. Jiro vive en la frontera del mundo real y de los sueños: se olvida de comer, se exige más de lo que le exigen sus jefes, sueña despierto e incluso platica en su mente con su mentor, al cual nunca ha conocido en la vida real: el Conde Capronni.
EL REINO DE LOS SUEÑOS
Como todo gran inventor, Jiro Horikoshi tuvo su héroe y mentor: nada menos que el gran diseñador aeronáutico, el Conde Gianni Capronni, con quien maniente interacción en “el reino de los sueños”, un mundo situado bajo un despejado cielo azul en el que es posible caminar sobre las alas de un avión en movimiento para inspeccionarlo. Solo aquí, en este reino privado de la mente, Jiro y Capronni discuten sobre la vida: “¿Qué escogerías? ¿Un mundo con pirámides o un mundo donde no existieran? La humanidad siempre ha soñado con poder volar, pero ese sueño está maldito. Los aviones han sido diseñados para ser máquinas de muerte y destrucción. Aún así yo elijo un mundo con pirámides”, le dice Capronni. Este es uno de los temas centrales de la película: el romanticismo del soñador contra la realidad imperante.
EL VIENTO OMNIPRESENTE
El mayor simbolismo de la película lo ofrece el viento. El viento acompaña cada una de las escenas: al fondo, al frente, alrededor de los aviones durante las pruebas de aviación. Más que un símbolo, pareciera un personaje místico similar al Dios Ciervo de La Princesa Mononoke. Y como todo personaje místico de Miyazaki, el viento es amoral: benigno y maligno. Es benigno en la fecunda imaginación de Jiro, o cuando hace de Cupido mientras él y Nahoko juegan con un avión de papel. Pero también trae penurias, como los vientos de la Segunda Guerra Mundial o las ráfagas de aire que alimentan el fuego tras el gran terremoto de Kanto en 1923...
Otro ejercicio interesante consiste en visualizar al viento como fuente de vida, como el aliento de los seres humanos, en especial el de Nahoko, la esposa de Jiro, quien padece una infección pulmonar. El hombre, en su intento por domar al viento, que es aliento de vida, pareciera ser la historia de fondo en Se levanta el viento.
UNA ÉPOCA DE SUEÑOS Y PESADILLAS
Vale la pena describir un poco el contexto de la época en que se desarrolla la historia, una en que el hombre aún no dominaba el cielo, la de los pioneros de la aviación; Jiro Horikoshi y Charles Linbergh, por ejemplo, nacieron en 1903 y 1902, respectivamente. También es la época en que el mundo se armaba para la Segunda Guerra Mundial.
Si bien moralizar acerca de esta guerra no es el propósito principal del historia, Miyazaki ofrece una reflexión visual mediante los sueños de Jiro en los que el hermoso y claro cielo azul se ve invadido por aviones de guerra. Ciertamente, Jiro sigue sus sueños sabiendo que otros podrían convertirlos en pesadillas, pero el hecho funciona en esta historia, pues presenta otro tipo de conflicto: la ciencia y el bien.
LA HISTORIA DE AMOR
Otro ingrediente de la historia se encuentra en la emotiva historia de amor entre Naoko y Jiro. Vale la pena contrastar los colores de la “vida real” de Jiro, ocupada principalmente por su romance con Naoko, con la “vida de los sueños”. Es ella quien pronuncia la frase “se levanta el viento” por primera vez. Miyazaki la muestra pintando cuadros en lienzos, disfrutando de los arcoíris, sonriéndole a la vida. Al igual que Jiro, Naoko vive cada momento como si fuera el último, y con buena razón, pues padece tuberculosis. Es razonable suponer que tal enfermedad moldeó su forma de ver el mundo, y tanto su filosofía de vida como la historia de amor de la cinta pueden resumirse en una escena que tiene lugar en plena tormenta, y donde la chica dice: “La vida es maravillosa”.
TRATEMOS DE VIVIR
Se Levanta el Viento es quizá la película más enigmática de Hayao Miyazaki y, en última instancia, es un consejo para los soñadores. Con esto en mente, las palabras de William George Ward pueden ayudar a comprender el mensaje de Miyazaki: El pesimista se queja del viento; el optimista espera a que cambie; el realista ajusta las velas. Quizá este filme sea la reflexión más realista e íntima de Miyazaki sobre la la relación de un soñador con el mundo que busca transformar: Si se levanta el viento, ajustemos las velas y tratemos de vivir.