Con gran elegancia técnica y acertada selección, inició anoche en el Teatro Isauro Martínez, su concierto el pianista méxico-libanés Simón Ghraichy, quien para abrir su programa "Liszt and the Américas", empezó con la nostálgica Morte! Lamentación, del más latinoamericano de los compositores estadounidenses Louis Moreau, seguido por la Sonata en Mi Menor, del gran húngaro Franz Liszt.
Una primera parte de intensidad en aumento, en la que Ghraichy pasó de la pasión propia de la obra latinoamericana, a una impresionante sobriedad, mostrando un manejo técnico preciso y constantes en una de las piezas más importantes del repertorio pero también de mayor dificultad en el piano. Cuatro movimientos sin pausa en los que el pianista mostró su gran capacidad, más allá de la técnica, de una interpretación limpia y propia.
Después del intermedio un cambio drástico, la alegría propia del Suvenir de Puerto Rico, de Louis Moreau; seguido por las Tres danzas afro-cubanas, de Ernesto Lecuona, fueron la apertura para que el joven pianista sacara su lado latino. Una particular interpretación del Intermezzo número uno, de Manuel M. Ponce, se llevó los aplausos de los laguneros.
Con una emotiva ejecución de la Marcha fúnebre en memoria a Maximiliano I, emperador de México, el pianista regresó a Liszt. Obras como Tango de la Suite de España, de Albéniz-Godowsky; Nueva York Skyline y El Festejo de la jungla, de Villa-Lobos; enfilaron un gran cierre del recital del pianista, quien vale la pena destacar, hace apenas dos días, presentó este mismo programa en el Carnegie Hall de Nueva York.
Con una fuerte lluvia de aplausos del público lagunero, fue despedido Simón Ghraichy, un pianista que confirmó anoche en la sala del Teatro Martínez, porque se perfila como una de las figuras de la música internacional, calidad técnica, pero con un sello particular fresco y relajado. La despedida, un ancore, movimiento de la Séptima Sinfonía de Beethoven, con broche de oro para cerrar el memorable recital.
Ovacionado. El pianista recibió una lluvia de aplausos por parte del público presente al terminar su presentación en el TIM. (Jesús Galindo)