Joselito Adame no tuvo suerte en el Coliseo Centenario. (Jesús Galindo)
Sin triunfadores resultó anoche la corrida del séptimo aniversario en el Coliseo Centenario de Torreón, donde los alternantes encontraron poco juego por parte del ganado, y cuando tuvieron oportunidad de rescatar algún trofeo, malograron las actuaciones con el acero. La corrida comenzó con 18 minutos de retraso respecto a la hora anunciada, a pesar de que se había advertido del puntual inicio del festejo, el cual contó con una buena entrada de poco más de media plaza.
Abrió el festejo la rejoneadora Mónica Serrano lidiando a "Aniversario", negro cornicorto de Fernando de la Mora y con peso de 490 kilogramos. La rejoneadora lo recibió sobre un caballo tordillo, aún latente su poca confianza al estar recuperándose de una lesión reciente. Puso rejones traseros aún usando un caballo colorado y otro más tordillo, adornada por la pega de los forcados de Mazatlán quienes mostraron el valor al plantarse de frente al astado. Mónica tuvo que descabellar y se despidió entre la rechifla.
En su segundo enemigo, la heredera de la dinastía Serrano recibió a portagayola a "Todo por nada", ejemplar herrado con el número 153 de Fernando de la Mora, que registró 475 kilos de peso, capacho. En su caballo bayo de cabos negros, Mónica logró transmitir emoción al tendido, pero nada más. El mayor aplauso fue recaudado por los forcados, que realizaron una valiente pega ante un toro aún muy entero. Serrano pudo matar tras par de pinchazos y un aviso, para retirarse de la plaza dividiendo opiniones en el tendido.
Joselito Adame, vestido de vino y oro se vio las caras en primer término con "Andaluz", de Boquilla del Carmen, 500 kilos en la báscula, a quien pudo rematar con par de tafolleras capote en mano. Brindó al público y la montera cayó con los machos hacia abajo, pero la buena fortuna se dio por ausente y tras una interrupción cuando se aprestaba a ejecutar la suerte suprema, el hidrocálido atestó certera estocada al flojo toro, despidiéndose entre palmas.
Con el quinto de la noche, de nombre "Lechero" y con 495 kilogramos, herrado con el 810, Adame vivió momentos brillantes, logró conectar con los aficionados y transmitir el sentimiento que derivó en los olés más sonoros del festejo. El cárdeno entrepelado, nevado de los cuartos traseros, cooperó a la lidia, recibió breve castigo en la suerte de varas y tras brindis a la concurrencia, Joselito le dio cinco pases por alto sin moverse un ápice de donde estaba colocado. Bajo las estrofas de la "Pelea de gallos" pisó los terrenos del astado y recolectó la mayor ovación de la velada. Para su mala fortuna, tras una estocada tendida el astado se amorcilló y tuvo que descabellar en par de ocasiones para poder arrancarle la existencia, el resultado fue de salida al tercio con una leve petición de oreja, que no fue concedida.
Arturo Saldívar tuvo poca suerte con su primer ejemplar, de nombre "Algodonero". Con el sexto y último de la noche, de nombre "Lagunero", Arturo vino voluntarioso, dispuesto a llevarse el gato al agua comenzó con buenos capotazos y fue ayudado con un solo puyazo para que el picador se retirara entre aplausos.